El réptil fue visto y fotografiado cuando nadaba en aguas del Lago de Atitlán y las imágenes se compartieron en las redes sociales, donde las opiniones al respecto fueron variadas; sin embargo, expertos del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) hacen un llamado a la población para no alarmarse, pues aparte de que la serpiente, conocida como mazacuata de agua fría, no es venenosa, tampoco tiene un comportamiento agresivo si no se siente amenazada.
Eleazar Peralta, director regional del Conap en Sololá, dijo que los animales están en su hábitat y que a los seres humanos les corresponde mostrarles respeto, y por ningún motivo se les debe causar daño.
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“Ellos están allí -en la cuenca del lago- y nosotros debemos aprender a convivir con ellos, porque son especies que han existido desde muchos antes que nosotros”, dijo Peralta.
Añadió que el comportamiento de esos animales se debe a que por la temporada seca la temperatura aumenta en la región y por tratarse de especies de clima frío entran en el agua para regular su temperatura.
Peralta asegura que la existencia de serpientes venenosas en regiones frías es poco probable, pues estas necesitan de altas temperaturas para que su metabolismo sea óptimo.
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Dijo que, en la parte sur de la cuenta del Lago de Atitlán, en San Lucas Tolimán, colindante con Patutul, Suchitepéquez -más cálido-, sí hay registro de serpientes venenosas -barba amarilla y coral-, pero como ocurre con la mayoría de los reptiles, estas evitan a los humanos.
Agregó que las serpientes juegan un papel fundamental en la agricultura y los bosques, pues estas controlan las poblaciones de roedores que causan daños a los cultivos, por lo que matarlas es contraproducente para los habitantes de Sololá.
Otras especies
El experto señala que otras especies han sido vistas mientras nadan en aguas del Lago; por ejemplo, recuerda que entre el 2010 y 2012 se reportaron varios avistamientos de venados, los cuales también podrían entrar en el agua para mitigar el calor, pero que por la fuerza de la corriente son arrastrados hacia otros sectores, que en algunos casos están poblados y los vecinos se muestran sorprendidos.
De acuerdo con los especialistas, el avistamiento de serpientes y venados en aguas del Lago de Atitlán no se debe a la pérdida de su hábitat, pues de lo contrario se vieran otras especies que abundan en la región como mapaches, pizotes, zorros grises y tigrillos.
Aseguran que ese es un comportamiento natural, pues cuando deja de llover bajan los niveles de los ríos de la parte alta de las cuencas y los animales llegan a las orillas del Lago para beber o refrescarse, principalmente en las cuencas El Jaibal y San Francisco, en Pananajachel.
Compartamiento atípico
Michael Dix, investigador del Centro de Estudios Atitlán de la Universidad del Valle de Guatemala y especialista en ecología de serpientes, asegura que no es normal que ese tipo de especie entre en el agua.
“No es común porque es una serpiente terrestre. No es peligrosa porque no es venenosa y es típica de bosques comunales de los municipios de Sololá”, dijo Dix.
Agregó que su presencia en el Lago no se puede justificar porque la alimentación de esa especie se basa en roedores y lagartijas, “presas comunes de los bosques”.
Dix hace algunas recomendaciones sobre qué hacer si una serpiente se cruza en el camino de las personas: “Primero hay que fotografiarla y luego dejarla escapar porque no es agresiva. Si está en un lugar doméstico -la casa- hay sacarla sin lastimarla y transportarla al bosque. Es importante no matarlas porque son importantes controladores de roedores que podrían transmitir enfermedades a los humanos”, dijo el experto.
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