De acuerdo con Fátima Reyes, directora de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno, las 11 plantas de tratamiento existentes no cumplen con las características establecidas en la legislación nacional, lo que impacta en la preservación de ese recurso natural.
Sydney Samuels, ministro de Ambiente y Recursos Naturales, señalo, durante una reciente visita a Sololá, que al Lago de Atitlán le quedan seis años de vida si no se toman acciones inmediatas para frenar la contaminación de sus aguas.
Añadió que los alcaldes están obligados a implementar plantas de tratamiento de buena calidad antes del 2019, pero que la mayoría no cumple con los requerimientos que la ley establece, lo que agrava la situación, por lo que recomienda que el tema sea llevado a discusión.
Enio Urízar, alcalde de Panajachel, señaló que piensa construir otra planta de tratamiento, pero que para eso necesita apoyo de las autoridades del Gobierno.
Discusión
Durante el simposio se discutieron posibles soluciones y nuevos avances científicos y tecnológicos para salvaguardar los recursos hídricos de la región y uno de sus capítulos se titula El Lago de Atitlán, por ser el cuerpo de agua dulce más importante de Guatemala que constituye un icono natural y cultural del país.
Además es considerado uno de los atractivos turísticos más destacados de América Latina que genera unos Q300 millones al año de ingreso por el turismo.
Eduardo Aguirre, integrante de la Asociación Amigos del Lago, comentó que el sentimiento generalizado señala que el lago se está ahogando en aguas servidas y que en poco tiempo no quedará nada que contemplar, pues desde el 2009 se detectó el florecimiento de cianobacteria, la que se alimenta de la contaminación.
Los expertos señalaron que es urgente apoyar estrategias para recuperar las características únicas del lago, ya que debido a la contaminación se evidencian cambios en la densidad del agua, lo que afecta la biodiversidad.
La contaminación podría impactar en la salud unas 350 mil personas que utilizan el agua del lago, por lo que la participación de la población en proyectos de saneamiento ambiental es fundamental.
Daño será irreversible
Según expertos y organizaciones que monitorean el Lago de Atitlán, en 1970 se registró una transparencia de entre 16 y 18 metros, pero en la actualidad esta apenas es de entre cuatro y cinco metros, lo que demuestra el alto grado de degradación al que ha sido sometido ese manto acuífero, el cual para el 2019 podría ser irreversible.