Matilde Cuéllar, guardarrecursos del Centro de Estudios Conservacionistas de la Universidad de San Carlos, señaló que cuentan con dos áreas en la reserva, para la incubación de huevos de tortugas marinas de la especies baule, parlama blanca y parlama negra.
“Tenemos la suerte de que en nuestro país habiten seis de las ocho especies de tortugas marinas que quedan en el mundo, y por esa razón debemos cuidarlas, porque de lo contrario las nuevas generaciones no podrán conocerlas”, refirió.
Añadió que las parlamas blancas pueden medir 70 centímetros de largo; las negras, 1.4 metros, y las baule, hasta dos metros y pesar más de mil libras.
Liberación
La liberación de crías de tortugas se desarrolla entre agosto y marzo, mediante un proceso que permite llevar un control exacto de los nacimientos por temporada.
El periodo de incubación es de 50 días, y consiste en enterrar en arena, a 30 grados centígrados, los huevos recolectados en la playa. Las crías son liberadas por la noche y madrugada para protegerlas de depredadores naturales.
Entidades internacionales donan recursos para la compra de huevos a pobladores que los recolectan en la playa.
Además se pude apadrinar a una tortuga por Q10, con lo que se permite a los turistas tener contacto con la cría antes de liberarla.
Lugar de fácil acceso
Al salir de la capital se toma la ruta al Pacífico y al llegar a Escuintla se debe enfilar hacia Taxisco, Santa Rosa, hasta el km 110, donde hay servicio de buses hacia el embarcadero de la aldea La Avellana. Ahí se cruza el canal de Chiquimulilla en un ferry que transporta vehículos pequeños. En el lugar hay hospedaje para todos los visitantes de acuerdo a la capacidad económica.