La turba despojó de sus armas y equipo a los uniformados y los mantuvo detenidos por varias horas, por lo que intervino el gobernador de San Marcos, César Juárez.
El gobernador fue respaldado por unos cien agentes de la PNC de localidades cercanas, ya que en el referido municipio no hay subestación policial.
El funcionario logró persuadir a los vecinos para que devolvieran el equipo y dejaran en libertad a los agentes.