El accidente le ocasionó una fractura de pelvis a la socorrista, quien residía en Parramos, Chimaltenango, y fue tratada en el Hospital Nacional de Antigua Guatemala, donde fue dada de alta ocho días después, pero sus heridas empeoraron e infectaron.
El bombero voluntario, Marco Rivas Cruz, cónyuge de Luna, relató en febrero último que después de que fue trasladada a su hogar, las heridas que sufrió la mujer se convirtieron en úlceras, lo que le impedía movilizarse con normalidad.
Rivas agregó que debido a las complicaciones, la piel de la socorrista sufrió graves daños, por lo que médicos tuvieron que cortar las áreas infectada para evitar que las úlceras se hicieran más grandes.
Se informó que el lunes último, Luna fue intervenida quirúrgicamente en Escuintla, con el fin de contrarrestar el avence del mal que padecía.
Tratamiento caro
Para combatir el padecimiento de la socorrista, quien tenía 19 años de ser voluntaria, era necesario comprar membranas especiales para ese tipo de heridas.
Las condiciones económicas de la pareja de socorristas no les permitía sufragar los gastos necesarios, pues el servicio que ofrecen en la referida institución es ad honórem.
“El tratamiento es muy caro, yo no tengo para eso. Yo llego a la estación varios días a la semana, pero me dedico a reparar calzado y no tengo para pagar los medicamentos”, detalló Luna antes del fallecimiento de su cónyuge, quien indicó que esperaba un milagro para recuperarse.
Día de la tragedia
La socorrista detalló en declaraciones recientes, que el día del accidente un compañero le ofreció acercarla en motocicleta a la referida compañía, pero un vehículo los arrolló.
“Me subí a la moto y un carro nos arrolló. Yo fui quien más sufrió en el percance, pues quedé inconsciente y me llevaron al hospital de Antigua Guatemala”, relató.
En esa ocasión resaltó que esperaba recuperarse pronto para regresar a la estación y ayudar a los vecinos necesitados.
“Le pido a Dios que me saque de esto, porque quiero seguirle sirviendo a la gente que lo necesita. Me gusta mucho trabajar como bombera”, aseguró.
José Hernández, director de la 55 Compañía de Bomberos Voluntarios, expresó recientemente que lamenta lo que le sucedió a Lima, ya que su servicio a la comunidad es valorado por los socorristas de esa estación.
“Es uno de los mejores elementos que tenemos. Son muy pocas las mujeres bomberas en la institución. Su actitud de servicio es muy buena”, dijo Hernández, quien relató que ha alentado a Lima para que se recupere y regrese a sus labores.
Mujer y madre ejemplar
La socorrista era madre de cuatro hijos, de los cuales, tres han salido adelante y ya dejaron el hogar para formar una familia; sin embargo, el menor de ellos, de 13 años, resultó afectado sentimentalmente al ver a su madre postrada en una cama y convaleciente.
Tatiana Salazar, amiga de Miriam, expresó que la socorrista tenía un espíritu de lucha admirable.
Agregó que los Bomberos Voluntarios son personas que tienen la virtud de servir, pero que a veces se piensa que ellos no tienen necesidad de ser ayudados, por lo que esta es una buena oportunidad para devolverle a Luna un poco de lo que ha dado a la sociedad.
“Si Guatemala estuviera llena de ese tipo de personas, estuviéramos mucho mejor. El compromiso que tienen los bomberos es admirable”, dijo Salazar, quien agregó que debido a las carencias que tiene la institución, muchos de los socorristas donan de su dinero para comprar combustible.