Detrás de cada gesto de devoción de padre e hijo, hay una incansable lucha por salir adelante cada día, pues Marvin no puede trabajar debido a que dedica su tiempo al cuidado de Natanael, de quien se hace cargo desde que tenía 11 meses.
El padre de familia relata que el cansancio no es impedimento para cargar en brazos a su hijo, con el fin de que su hombro alcance al anda de la procesión.
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Diagnóstico
Natanael es prematuro, pero una complicación durante en el nacimiento le causó parálisis cerebral infantil, la cual fue diagnosticada cuando tenía 3 meses, durante una infección urinaria que sufrió.
“Al principio el médico dijo que le afectaría la hidrocefalia, pero gracias a Dios eso quedó descartado”, recuerda Marvin, quien añade dos veces por semana lleva a terapias a su hijo, en lo que invierte Q55 en pasajes y para que coma el menor.
Marvin relata que hace 10 años se quemó la vivienda donde vivía con su exesposa y otros dos hijos que ahora ya son mayores. Recuerda que la casa fue reconstruida, pero la perdió por no tener dinero para pagar los materiales de construcción; además, compró algunos insumos que necesita el niño para superar su condición.
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El padre de familia relató que en una iglesia de Antigua Guatemala le darán la oportunidad al niño para ser monaguillo. “Yo espero un milagro, Natanael carga desde los 4 años”, relata.
Cuando se tiene fe no hay barreras, pues el menor en algunas procesiones se moviliza en silla de ruedas y es auxiliado por su padre para participar como cargador.
Agradece a su padre
“Mi hijo me dice gracias papá por llevarme a cargar la imagen de Jesús, Dios te bendiga. Todo lo que hago, lo hago por amor”, relata Marvin, quien junto al niño y una hija de 22 años viven en la aldea San Bartolomé Becerra, pero el inmueble está hipotecado por una deuda que tiene el padre del niño.
Natanael José David Hernández cursa segundo primaria en una escuela para niños especiales de Antigua Guatemala y ha recuperado el habla.
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