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Además, en el 2014 presentó, junto a otro grupo de mujeres de Sacatepéquez, de donde es originaria, una iniciativa de ley en el Congreso para proteger los tejidos de Guatemala, pues asegura que las artesanas son las que menos ganancias obtienen de su trabajo ancestral, del cual también es parte.
Recuerda que esa ley pretendía que las tejedoras tuvieran un pago digno por su trabajo, pero por razones que no se explica esta no avanzó pese a que tuvo dictamen favorable.
Añadió que las mujeres indígenas es un sector que, a su criterio, es víctima de discriminación y pobreza.
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“La clave para hacer realidad los sueños es la perseverancia, la indignación, pero también la acción. No debemos quedarnos ahí, sino llevar a cabo el deseo por cambiar las cosas, porque lo último que se pierde es la esperanza”.
“Me indigna la discriminación hacia las mujeres, especialmente indígenas. En los años que llevo con el grupo he evidenciado que quienes más padecen la pobreza son las indígenas. Las cosas que he hecho no son por mí misma, sino por nosotras y por nuestras familias”, comentó.
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