Gramajo, quien era recepcionista en un hotel, cuenta que el oficio lo aprendieron de un artesano de San Felipe y en un curso que tomó con su esposo.
Rodas relató que era motaxista, pero debido al número creciente de estos vehículos esta ocupación no le daba buenos ingresos, por lo que pagaron el curso, que duró seis meses.
Rodas recordó que lo primero que aprendieron a hacer fueron canastos, pero en la actualidad tienen un taller en su casa, en la zona 4 de esa ciudad.
“Con el bambú se puede hacer diversidad de cosas. Nos costó un poco adaptarnos a un nuevo tipo de economía, pero gracias a Dios todo nos ha salido bien”, añadió.
El taller lo tienen en la lotificación Cifuentes, zona 4 de esa ciudad.