En otros casos, el temor se incrementa porque varias comunidades les niegan su ingreso y el Estado no les ofrece un lugar adecuado para pasar la cuarentena.
Los deportados llegaron a Quiché en dos autobuses custodiados por la Policía Nacional Civil, los migrantes descendieron de los colectivos, pero en ese momento no había personal del Ministerio de Salud que los atendiera. Después de varios minutos de espera, personal del Área de Salud llegó a tomarles la temperatura a los retornados.
Gregorio Velásquez, epidemiólogo de Quiché, manifestó que si alguna presentaba temperatura alta sería trasladado al hospital regional del departamento.
De acuerdo con Velásquez, la Policía se encargó de llevar a varios deportados a su municipio o comunidad, pero existe el temor que no los dejen ingresar. En Quiché algunas municipalidades instalaron centros de cuarentena para migrantes.
Un deportado originario de San Antonio Ilotenango que se identificó con el nombre de Carlos comentó que no ingresaría a su comunidad porque teme que su familia y él sean agredidos por lo que decidió quedarse en un hotel en la cabecera departamental.
Víctor Hugo Figueroa, alcalde de Uspantán, Quiché, lamentó la falta de comunicación de las autoridades de Salud porque su municipio cuenta con un albergue para que los deportados cumplan la cuarentena. Según el jefe edil, en ese lugar hay alimentos, atención médica y un lugar para dormir.
Francisco Rosal, director del Área de Salud, explicó que los deportados quedan en cuarentena en sus hogares.
“Tenemos el control de ellos a través de los Centros de Atención Permanente de los municipios y comunidades y el traslado lo coordinamos con la Gobernación Departamental, la Policía y la Dirección General de Caminos así como algunos alcaldes que ofrecen el transporte”, mencionó Rosal.