“Según el código, quien con violencia física o psicológica realice actos con fines sexuales o eróticos a otra persona, al agresor o a sí misma, siempre que no constituya la violación, será sancionado con prisión de cinco a ocho años”, explicó Salazar. La pena por violación es de ocho a 12 años.
Aseguró que, aunque no son muy comunes los casos de mujeres sindicadas de violación, maltrato contra personas menores de edad y trata de personas, tienen la misma pena que la de un hombre, por principio de igualdad.
Explicó que este año se llevan varias sentencias de violación y trata de personas, lo cual es digno de aplaudir, ya que no solo en Guatemala sino en otros países, para emitir una condena se toman muchas circunstancias, entre ellas el desconocimiento de que el consentimiento de la víctima de trata no se toma en cuenta.
Causas
Para el psicólogo Carlos Juárez. la violación es una agresión sexual que no tiene que ver con el amor ni con el sexo, sino con el poder.
Aseguró que el abuso sexual está relacionado con esa sensación insana de someter a otra persona, en especial a un menor de edad, a actos que le quitan la dignidad que le causa satisfacción al agresor.
Juárez indicó que la mayoría de agresores han sufrido abusos emocionales y físicos en su infancia y sufren enfermedades mentales y parafilias, como sadismo y trastorno antisocial.
“Los casos en que mujeres abusan de niños al tocarlos o pedirles que tengan contacto físico y sexual son comunes, en especial en el área rural”, expresó.
Beatriz Berganza, psicóloga, refirió que la forma más frecuente de abuso de parte de mujeres es emocional, violencia verbal y física, pero también existen casos de féminas que abusan de niños y que la sociedad minimiza, porque se piensa que no es una violación como tal.
La experta aseguró que los sentimientos de culpa, trastornos de identidad y ansiedad son las consecuencias más comunes en las víctimas, las cuales deben ser atendidas con disciplina y constancia.
Salud mental
Manifestó que el sistema de justicia debería tratar la salud mental, tanto de víctimas como de victimarios, para evitar que las personas no solo sean castigadas sin recuperación, pues necesitan oportunidades para integrarse a la sociedad.
“Los niños y adolescentes que son víctimas de abusos deben tener derecho a un acompañamiento psicológico especializado”, añadió.
Dijo que para prevenir que los menores sean víctimas de abuso es necesario que los padres velen por la protección de sus niños y niñas por igual.
Tomando en cuenta que los abusadores son cercanos al hogar o establecimientos educativos, el profesional recomendó a los padres cuidarlos hasta de los parientes.
“Los adultos deben de creerle a los niños si se quejan y no dejarlos a solas con adultos o adolescentes. Muchas veces se callan por sentimientos de culpa, evitar la deshonra o conflictos”, expresó.
Destacó que es necesario enseñarles desde muy pequeños que ninguna persona debe tocarles las partes íntimas.
“Las madres, especialmente, deben estar muy despiertas y aprender a identificar las señales que los niños envían cuando están siendo abusados, deben tomar en cuenta que en la mayoría de los casos, el abuso viene de una persona cercana, de quien menos lo espera”, puntualizó.