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Aprendió a leer y escribir en la Escuela Dra. Elisa Molina de Stahl, fue el primer centro educativo al que asistió, y del cual tiene muy buenos recuerdos porque lo ayudaron a creer en que podia lograr sus metas.
Posteriormente estudió en el Colegio Rodolfo Robles y actualmente está en la Universidad Rafael Landívar.
El joven relató que cuando tenía 1 año se enfermó de meningitis y por este problema perdió la capacidad para escuchar.
Desde el año pasado Yac es practicante en el Club Xelajú MC, lugar donde atiende a los jugadores, con quienes se comunica por medio de señas o incluso mensajes de WhatsApp, de esta forma se puede enterar de lo que necesitan.
“Un migo sordo se enfermó y se fracturó una pierna, en el hospital no le explicaban, la comunicación era difícil porque él no escuchaba y quien lo atendió no sabía el lenguaje de señas, sería más fácil si lo atiende alguien que lo entiende”, aseguró.
La experiencia que tuvo su amigo, motivo a Yac para estudiar fisioterapia, ya que quiere brindar terapias así como ayudar a personas oyentes y sordas.
“Entrar a la universidad fue difícil porque yo sentía que todas las personas oyentes no interpretan, debo ser muy constante y leer mucho, es diferentes a mis compañeros y amigos pero ellos siempre quieren ayudarme, me escriben, me explican”, afirmó.
Giovanni también ha realizado prácticas en otras instituciones como en el Centro de Salud de Quetzaltenango, así como en Fundabiem, el Hospital Regional de Occidente y en un asilo. “Me gusta pensar en el futuro y en tener un trabajo”, afirmó.
En el campus de Quetzaltenango de la Universidad Rafael Landívar, Giovanni es el segundo alumno de Fisioterapia con una discapacidad, el primero venció a la ceguera y ya se graduó.
El joven causa admiración en sus compañeros y catedráticos, quienes exaltan sus virtudes, principalmente la perseverancia y valentía.
El universitario asegura que sus padres han sido un pilar importante de su historia, quienes le enseñaron a creer que puede lograr lo que se proponga, lo han apoyado y motivado a superarse.
“Cada día se marca una diferencia con los proceso de inclusión educativa, social y laboral, la universidad cree en la inclusión y vive ese proceso, el es un estudiante normal, tiene un curso atrasado porque no le regalamos nada, la universidad da fe del proceso de formalización”, dijo Dulce Mazariegos, catedrática de Fisioterapia de la Universidad Rafael Landívar.
Agregó que “es una realidad” que los jóvenes con discapacidad deben esforzarse más.
“El proceso de formación universitaria para cualquier persona no es lo más fácil pero si tenemos una barrera de comunicación o social probablemente sea más complicado, pero esta es una historia que nos demuestra que se puede”, indicó Mazariegos.
La catedrática invitó a todas las personas a “respetar”, “creer” y “aceptar” que todos son distintos. “El es la persona con discapacidad, el es distinto, no es así, esa persona da la milla extra y se deben dejar los prejuicios”, aseguró.
Giovanni recibe el apoyo de Henry Velásquez, fisioterapeuta del Club Xelajú MC y quien lo guía en sus prácticas, esta es la primera vez que en el club hay un practicante con discapacidad auditiva, pero esto motivo a Velásquez a “desempolvar los libros” para retomar el lenguaje de señas y poder explicarle al joven.
“La experiencia que esto me deja es aprender cada día, el me motivó. El esfuerzo que Giovanni da provoca admiración, encuentra la forma de comunicarse con los jugadores e incluso bromear. Veo que le gusta mucho el deporte, se familiarizó con la forma de trabajo de clínica y rehabilitación”, relató.
Para los compañeros de Giovanni, él es uno más del grupo con quien pueden aprender. “Con Giovanni siempre ha sido una interacción buena, a pesar de las limitaciones él no se rinde, es entusiasta y tiene deseos de aprender”, dijo Juan Diego Joachin, alumno de Fisioterapia.
Diego recordó que en una ocasión Giovanni le dijo que fueran a comer, pero él estaba nervioso y pensó en que no podrían interactuar, pero fue lo contrario, Giovanni encontró formas de expresarse para que pudieran comunicarse mientras comían.
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