Pese a que medios locales han difundido la fotografía donde aparece el joven atado de pies y manos con un policía —aparentemente— pidiéndole datos, las autoridades no han revelado la identidad de quien vendedores pensaron era un delincuente pero que al final de cuentas terminó siendo una víctima.
Un jefe policial de Xela, que prefirió el anonimato, expuso que el hombre se dirigió a una tienda en la zona 1, con una carta en la que pretendía alertar al comerciante de que su hija mantiene una relación sentimental con un hombre casado.
Sin embargo, cuando el propietario del negocio lo vio ingresar y que llevaba una carta pensó que se trataba de un extorsionista, por lo cual inmediatamente alertó a otros comerciantes quienes lo coparon, amarraron y golpearon.
El joven fue detenido por la Policía Nacional Civil pero, como no hubo ningún delito para inculparlo, fue dejado en libertad.
Extorsiones se incrementan
Vecinos del occidente del país, en especial Quetzaltenango, han reportado un aumento de las extorsiones, un flagelo que ha dejado, luto, dolor y muerte en la sociedad.
De acuerdo con autoridades, Quetzaltenango, Huehuetenango y San Marcos, con frecuencia vecinos, transportistas y comerciantes son víctimas de los delincuentes, quienes exigen grandes suma a cambio de su tranquilidad.
Quetzaltecos exigen a las autoridades acciones para que los Tribunales de Justicia emitan condenas contra los extorsionistas.
Para contrarrestar ese delito, el Ministerio Público inauguró esta semana una Fiscalía contra las Extorsiones, no obstante vecinos esperan que esa acción se traduzca en resultados.
“Queremos resultados. De nada sirve tanta bulla para inaugurar una oficina si al final su gente es incompetente, como lo han demostrado hasta ahora otras fiscalías”, expuso Estela López, empresaria del transporte urbano de Xelajú, que perdió a cuatro empleados —dos pilotos, un ayudante y un supervisor— en diciembre del 2016 en un ataque armado derivado de extorsión.
