“Desde marzo recibo tratamiento en este hospital, y anteriormente viajaba a la capital, pero esto me representaba gastos por transporte y alimentación”, relató el paciente Vilder Alvarado.
“Si cierran el programa de hemodiálisis me perjudicaría, porque para vivir volvería a lo del pasado, ir a la capital”, explicó Alvarado.
“Recibo dos hemodiálisis a la semana e ingiero eritropoyetina cada vez que utilizo el aparato, además de unas cápsulas de hierro”, refirió.
Agregó que el precio mínimo de cada hemodiálisis es de Q1 mil 200, la eritropoyetina cuesta Q110 cada tableta, y necesita ocho al mes, al igual que las cápsulas de hierro, que vale Q200 cada una, y también debe tomar ocho al mes.
Florencio Villedas, quien también recibe el tratamiento de hemodiálisis, indicó que lo necesita por lo menos tres veces a la semana, pero a pesar de haberlo solicitado, el hospital únicamente lo atiende dos veces.
“Nos han dicho que no pueden proporcionarnos tres porque no hay tiempo ni maquinaria, y además hay muchos pacientes”, refirió Villedas.
Otros pacientes indicaron que la falta de personal especializado les perjudica y genera muchos gastos. “En este hospital nadie puede colocar el catéter —un dispositivo que permite la inyección de fármacos—, pues cuando se mueve tenemos que viajar a Retalhuleu para que lo coloquen de nuevo y nos cobran, como mínimo, Q1 mil 500”.
Heidy Anabela López, de 27 años, originaria de Ocós, San Marcos, y madre de tres niños, expresó su preocupación por no ser admitida en el programa. “Necesito mantenerme estable porque deseo estar con mi familia, pero no cuento con los recursos para pagar el tratamiento”.
Flor de María Luna, secretaria general del Sindicato de trabajadores del hospital, enfatizó que esta situación es grave porque prácticamente se está condenando a la muerte a los pacientes.
Fallecimientos
“El programa de hemodiálisis fue inaugurado en el 2009, y en su inicio se atendía a 48 pacientes, de los cuales 18 ya fallecieron”, añadió Luna.
Indicó que las autoridades niegan que se esté cerrando el área, pero que no se puede negar que hacen falta insumos y personal especializado.
“Si un paciente muere, no se permite que otro que está en lista de espera entre al programa, y ya fallecieron a 18”, aseguró Luna.
Dijo que a lo anterior se suma la mala gestión de las autoridades del hospital para resolver los problemas del sector. “Se supone que hay un presupuesto anual programado que debe garantizar los servicios para esta gente, que es muy pobre”.