“Proyecto Marimba” es el nombre de un programa de intercambio académico que se realiza, por quinto año consecutivo, entre alumnos y profesores de la carrera de Trabajo Social de las universidades Complutense de Madrid (España) y el Centro Universitario de Occidente (Cunoc) de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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Durante varios días se han reunido todos en Quetzaltenango, la segunda ciudad más importante del país centroamericano y ubicada a unos 200 kilómetros de la capital guatemalteca. En medio de sus actividades, han explicado a Acan-Efe en que consiste este proyecto de aprendizaje común e intercambio de experiencias.
Todo surgió como una iniciativa de alumnos y profesores de la Complutense, que ya habían tenido participación previa en Guatemala en proyectos de cooperación y desarrollo.
Esther Mercado, una de las profesoras, asegura que todo empezó con “una inquietud” de maestros y estudiantes que por “locos, filosóficos o idealistas” conciben “la forma y el trabajo social de forma diferente”.
El propósito, arguye, es poder socializar entre los estudiantes diferentes metodologías de formación, así como compartir en qué campos de acción de los trabajadores sociales pueden incidir en España y Guatemala.
“Por un lado, en España tenemos un déficit en el trabajo social comunitario y Guatemala nos permite conocer la problemática del país y sobre todo el desarrollo del trabajo social comunitario”, detalla.
Ahora mismo, continúa, en España el campo de acción del trabajador social es atender y acompañar problemáticas de familia, infancia, drogadicción o personas con diversidad funcional. Pero sobre todo, asegura, está el tema de la migración, pues es un país receptor de refugiados y un lugar de paso para inmigrantes que van a otros lugares de Europa.
Mercado considera que Guatemala es uno de los países más afectados de Centroamérica en materia de desarrollo y que es necesario ponerlo en valor “por su cultura y su gente”.
“El trabajo social es transformar y acompañar a los sujetos, a los ciudadanos de derecho, y en todo su proceso de que realmente puedan tener una calidad de vida. Lo que nos queda es que los Estados generen políticas que frenen las desigualdades sociales”, manifiesta.
Y es así como valora estos intercambios: “La transformación social no puede darse exclusivamente por un perfil profesional, tiene que ir por parte de un Estado que favorezca a que no exista desigualdad entre la ciudadanía y por parte de la sociedad civil que empiece a reclamar sus propios derechos y haga su lucha por los derechos humanos”.
Por su parte, el catedrático del CUNOC, Fabián Gonón, asegura que en términos generales en Guatemala el trabajador social se ubica como un diseñador e implementador de políticas sociales que buscan atender las condiciones particulares de exclusión y pobreza.
“Trabajamos con comunidades rurales, temáticas de empleo y desempleo con grupos excluidos socialmente: mujeres, niños y población indígena. Nuestro trabajo es más comunitario a diferencia de lo que se hace en España, que es en el nivel individual y familiar”, enfatiza.
Y también busca contribuir “a la formación de ciudadanía, movimientos sociales, participación y organización para el abordaje de toda la problemática que tiene la población”, aún teniendo en cuenta al Estado, que no ha respetado los derechos humanos de las poblaciones históricamente marginadas.
Es a través de este intercambio, en el que participaron 15 estudiantes españoles, como ambas universidades esperan profundizar en las dinámicas complejas y cambiantes del trabajador social en función de un entorno diverso.
Por ello, también piensan embarcarse en un proyecto de investigación que podría comenzar en el 2019, según dijo Benito Rivera, coordinador de la carrera de trabajo social del CUNOC, pero aún están por afinar los detalles.
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