Para los jóvenes de otros municipios y departamentos que llegan a estudiar a Quetzaltenango la primera opción es buscar un pensionado, pues aseguran que es más económico que pagar un apartamento, comida y servicios.
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“El primer año estuve en un pensionado donde éramos tres mujeres, fue divertido, nos hicimos amigas y el pago se ajustaba al presupuesto de mis padres. Este año me trasladé a otro porque está más cerca de la universidad donde estudio”, relató
Marcela Fuentes, originaria de San Marcos.
Fuentes paga Q1 mil 500 por un dormitorio, alimentación, internet y servicio de lavandería en una vivienda de la zona 3 de Xela.
Según Mynor Gómez, delegado del Mineco, se calcula que en Xela hay unos 15 mil estudiantes que viven como pensionistas. “Representa el 10 por ciento de la economía de la ciudad. Es un negocio familiar que genera un autoempleo importante, en especial para mujeres que, en su mayoría, son madres solteras”, explicó.
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Gómez asegura que el derrame económico generado por los pensionistas comprueba que en la educación no solo ganan las universidades o planteles educativos, sino también negocios como librerías, transporte, fotocopiadoras, lavanderías, servicios de transporte y, sobre todo, las familias.
Beneficio económico
“Por lo general con el ingreso de los pensionistas cubren gastos de alimentación, es decir, con lo que pagan dos o tres pensionistas comen todos los miembros de la familia, así aprovechan el espacio de la vivienda. Hay otros más grandes que ya son negocios establecidos con 10 o 20 pensionistas”, resaltó.
De acuerdo con el Mineco, los usuarios pagan entre Q1 mil y Q2 mil mensuales en los pensionados.
Jorge Lemus, profesor e investigador del Cetro Universitario de Occidente, considera que los pensionistas representan una ganancia atractiva para las familias quetzaltecas, porque no deben invertir mucho dinero. “Por lo general utilizan una habitación y como es un trabajo familiar no deben invertir en empleados”, indicó.
Para quienes se dedican a esta actividad, los ingresos no son abundantes, pero alcanzan para cubrir los gastos mensuales.
Karla Aguirre, quien hace cinco años perdió su empleo, encontró una manera para obtener ingresos por medio de pensionistas.
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Ruth Velásquez indicó que para esa actividad no se hacen trámites ni se piden licencias, ni se paga algún impuesto o arbitrio, pero tampoco hay registro de cuántas personas o viviendas se dedican a esta.
Los registros son necesarios “para tener estadísticas, saber si incrementa o disminuye el número de jóvenes en pensionados. Además, ayudaría a conocer las viviendas donde residen y en qué zonas hay más jóvenes de otros departamentos, pero, sobre todo, sería una estrategia de seguridad para los dueños de las viviendas y para los pensionistas y sus padres”, indicó.
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