“Hemos visto que hay restos de perro, pero son varios, lo que pensamos es que están destazando perros, algún uso le darán a la carne y aquí vienen a dejar los restos, eso ha traído aves de rapiña y zopilotes, además se empieza a sentir el mal olor, es algo que se ha repetido desde diciembre”, afirmó la denunciante.
Los vecinos se asombraron ante el primer hecho, que según relataron se repitió semanas después, pero solo Velásquez denunció, explicó que el tema le causó preocupación. “El problema es el daño a la salud y al medio ambiente”.
La vecina relató que recibió acompañamiento de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) y que colocó la queja entre el 12 y 13 de febrero.
En el lugar también se observa desechos: plásticos, piezas de televisores, cajas, bolsas, papeles, vidrio y ropa; todo es lanzado por desconocidos.
“Este terreno ha estado abandonado, se está convirtiendo en un basurero, aunque también es paso de algunas personas, eso nos está contaminando. Algunos vecinos también evidenciaron los restos pero de manera personal tomé la decisión de hacer la denuncia a título personal. Esto daña la salud, algún destino se le está dando a la carne y temo que sea para consumo, además es crueldad animal, porque los perros son animales de compañía y no es justo”, afirmó.
Hasta el sábado 7 de marzo la vecina desconocía de alguna visita al lugar de parte del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, aunque el Área de Salud de Quetzaltenango registra que el 4 de marzo, un inspector de Saneamiento Ambiental visitó el terreno.
Según el informe de Josué Chávez, inspector de Saneamiento Ambiental, la visita la realizó en compañía de la alcaldesa de Pacajá, zona 10, no señala el nombre de la lideresa.
En el documento informa que según la alcaldesa en el lugar se han encontrado equinos, porcinos y perros muertos, y que se presume son de vecinos que cuando sus animales mueren utilizan el terreno baldío para dejar los cuerpos.
Víctor Maldonado, coordinador del Área de Salud de Quetzaltenango, informó que la PDH les traslado un expediente sobre el tema.
“Le dimos el curso legal que corresponde, se envío al personal de saneamiento ambiental a hacer la inspección requerida. Efectivamente había unas osamentas o algunos huesos, pero le soy bien honesto, es muy difícil poder determinar si realmente pertenecen a caninos, porcinos o bovinos, porque hay de diferentes clases”.
De acuerdo con Maldonado está no es la única denuncia que han conocido de restos de animales que vecinos encuentran.
“Hemos tenido algunas denuncias donde se han encontrado cabezas, en Coatepeque y aquí en Quetzaltenango, al momento de hacer la verificación es muy difícil determinar a simple vista a qué tipo de animal pertenecen. En una ocasión enviamos una muestra de osamenta al Laboratorio Nacional para que pudieran analizar a qué tipo de animal pertenecía, la prueba fue recepcionada pero no procesada, nos indicaron que no contaban con los insumos para poder determinar la genética de este hueso o de esta osamenta”, relató.
Al abordar el tema de la basura en el terreno, el coordinador aseguró que accionarán para cambiar esta situación.
“Se pudo corroborar que efectivamente se está empezando a acumular basura, podría convertirse en un basurero clandestino, tendremos que buscar la estrategia, el acercamiento con las autoridades comunitarias y municipales para ver cómo erradicamos este basurero clandestino, además de responsabilizar a los propietarios de los terrenos para que le den el mantenimiento adecuado, ya que un basurero clandestino se convierte en un foco de contaminación”.
Aunque el encargado de Saneamiento Ambiental asegura que no se ha comprobado científicamente osamentas de perro o algo similar, los vecinos temen que las personas maten a los perros para consumir la carne, ante esta desconfianza Maldonado recordó medidas de prevención a la población.
“Nuestras acciones siempre van encaminadas a proteger a la población de cualquier riesgo de salud, la recomendación que damos es que se compren la carne en las carnicerías de los mercados, así como lugares autorizados, porque hacemos las verificaciones de rutina en los centros distribuidores de productos cárnicos y verificamos que viene sellada, que fue procesada en un rastro, esto es una garantía que proviene de animales porcinos o bovinos. Cuando la carne es consumida de una carnicería o lugar autorizado podemos asegurar que es confiable, pero cuando se compra en la calle o en carretas, escapa de nuestras facultades”, indicó.
