Verónica Galicia, jueza de Menores en Conflicto con la Ley Penal, señaló que en los últimos cinco años han ingresado a su despacho tres mil 122 expedientes —algunos con 10 o más sindicados—, provenientes de todo el país, entre ellos el de la muerte violenta, en el 2009, del maestro Jorge Emilio Winter Vidaurre, a manos de internos del Centro Correccional para Menores de San José Pinula, por el que se sindica a 45 adolescentes.
De acuerdo con Galicia, en el 2015 ingresaron a esa judicatura 845 expedientes, la cifra más alta de los últimos 13 años, la cual superó los 714 del 2014 y los 618 del 2013. Hasta el 10 de junio último se habían registrado 358.
En Quetzaltenango, a la fecha se reportan 175 procesos penales contra menores, señalados de diferentes hechos, mientras que el año pasado se registraron 455.
En Retalhuleu, la Policía Nacional Civil (PNC) señaló que este año han detenido a 27 menores por actos ilícitos, de los cuales seis han sido entregados a la Procuraduría General de la Nación (PGN). El año pasado se registraron 28 capturas y se cree que este año ese número se duplicará.
Les roban la inocencia
Gloria Castro, defensora de la Niñez de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), lamentó el aumento de menores involucrados en hechos ilícitos y recriminó a los adultos “abusadores” que los obligan a exponer sus vidas.
“Es una situación que motiva a muchos menores a migrar. Hay una decisión forzada que han tenido que tomar, ya que el Estado no les ofrece oportunidades de educación, salud y recreación. Están a merced de organizaciones criminales que se aprovechan de esa debilidad”, señaló.
Sergio Lobos, coordinador del Observatorio de los Derechos de la Niñez, indicó que aunque en las acciones de los menores se pierden vidas, estos siguen siendo niños y adolescentes. “Para nosotros ellos no son criminales, son víctimas del crimen”, enfatizó.
“Por el combate al crimen los malhechores optan por utilizar a menores, que finalmente son capturados y reprimidos. Es una lástima que las autoridades no lleguen a las estructuras que roban la inocencia de los menores”, refirió Lobos.
Alberto Vásquez, coordinador de la Red Niña Niño, considera que la participación de los menores en actos ilícitos ocurre de manera inconsciente.
“No es consciente porque los grupos criminales los utilizan. Los adultos creen que las penas y sanciones hacia un menor son de mejor manejo que para un adulto”, señaló.
Estigmas
Enfrentar procesos legales desde pequeño deja una marca imborrable en la vida de las personas. Tal es el caso de Juan Luis*, de Quetzaltenango, quien a los 16 años fue recluido —dos años— en el Centro Correccional para Menores Las Gaviotas, zona 13 capitalina, sindicado de violación con agravación de la pena, hecho que admite y del cual se arrepiente.
Recuerda que durante su encierro sufrió abusos físicos por parte de otros jóvenes y considera que el lugar era un “terror”. Después de recuperar su libertad la situación no ha sido fácil, pues no encuentra empleo y por la frustración consume licor en exceso y es violento.
María Ajanel, de El Asintal, Retalhuleu, refirió que tiene un hijo que fue capturado por la PNC, acusado de portación ilegal de arma de fuego, la cual le fue entregada por un amigo. “Son los mismos amigos quienes los involucran en fechorías”, expuso.
“Uno los puede educar, pero en la calle las juntas los llevan a hacer cosas malas. Por más que uno les advierta y los eduque bien, en la calles la situación es otra”, afirmó.
El año pasado fue detenido Juan de Dios Ortiz Sinay, entonces de 17 años. Era la tarde del 24 de octubre del 2015, durante el desfile de carrozas de la feria de San Rafael Las Flores, Santa Rosa, cuando el menor disparó contra Bosbely Humberto Gómez Sandoval, un ganadero que murió de 10 balazos.
Ortiz es originario del caserío El Durazno, San Miguel, Mataquescuintla, Jalapa, y era conocido en el lugar, lo que facilitó su captura. El menor confesó que un hombre que conocía poco le ofreció Q6 mil para atacar a Gómez.
Según el auto de procesamiento, Ortiz aceptó la oferta porque en su comunidad no hay empleo y ya había asesinado a otro ganadero de ese municipio.
“No se sabe quién es, lo que se determinó es que el dinero se lo entregaría después de haber hecho el “trabajo”, consta en el documento.
Corregir con palabras
“Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca”, reza un pensamiento del pintor español Pablo Picasso, el cual se ajusta a la realidad de la niñez guatemalteca, que nace con inocencia y lucidez y termina siendo presa fácil de grupos delincuenciales.
Guía Infantil, un portal de internet dedicado a la vida y desarrollo de los menores, efectuó un estudio sobre los orígenes de la conducta agresiva infantil, el cual establece que una de las grandes dificultades de los padres es saber cómo tratar ese tipo de conducta en sus hijos, ya que a menudo se enfrentan a la desobediencia y rebeldía de estos.
“La agresividad es un trastorno que si no se trata en la infancia probablemente originará problemas en el futuro y se plasmará en formas de fracaso escolar, falta de capacidad de socialización y dificultades de adaptación”, resalta el estudio, que agrega que una persona, al nacer, trae impulsos amorosos y agresivos, que con el tiempo y el cuidado de los padres empezará a distinguir y diferenciar.
Para el antropólogo Ignacio Camey, el fenómeno responde a la descomposición del tejido social.
“Debido a los problemas socioeconómicos los padres salen a trabajar, por lo que dejan a los niños en manos de familiares o personas ajenas, lo que hace que crezcan sin relaciones afectivas y al enfrentarse a la sociedad esta es violenta, discriminativa y excluyente”, señaló.
El psicólogo César Barreno explicó que en la actualidad los adolescentes no requieren de una educación como la que se daba en el pasado; es decir, cuando los padres eran autoritarios y se ejercía mayor violencia. Ahora se pretende una corrección basada en orientación, con palabras y dirección.
Reyes Eleazar Ochoa Solís, juez de la Niñez y Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, en Huehuetenango, señaló que en buena parte,la responsabilidad es de los padres de familia, que no prestan atención a sus hijos, quienes encuentran en la calle malas amistades que los inducen a cometer actos que van contra el ordenamiento jurídico.
*Nombre ficticio
Con información de José Rosales, Jorge Tizol, María José Longo, Oswaldo Cardona y Mike Castillo.