Otoniel García, recuerda que fue su socio Marco Antonio Cóbar, quien introdujo en el campo de Sigüilá la siembra de las calabazas, al inicio el resultado no fue el mejor, pero posteriormente los emprendedores mejoraron su producción y actualmente tienen clientes que los buscan por la calidad de su cosecha.
“Fue una iniciativa de la familia Cóbar Morales, ellos tenían la intención de sembrar una mata de calabaza sin saber que se volvería un proyecto para vender”, relató el socio.
Aunque no es común en Quetzaltenango, García asegura que hay factores que favorecen al producto, como el clima de la aldea Sigüilá y la tierra “arenosa” de origen “volcánico”.
Desde mayo, los productores inician el proceso de la siembra, entre septiembre y octubre se da la cosecha, meses en que venden el producto por libra.
Este 2019 la calabaza más grande que vendió García fue de 40 libras.
“Junto a nuestros socios, la familia Cóbar Morales, sembramos dos manzanas de terreno, esta fruta es muy delicada y depende de la época de lluvia, esta define si la cosecha será buena o mala”.
Nonnos’ Pumpkin Farm ubicada en el kilómetro 211 de la ruta entre Quetzaltenango y San Marcos, es la granja que además de producir calabazas, también se han convertido en un lugar atractivo para que las personas tomen fotografías o conozcan más sobre una fruta poco común.
Actualmente las calabazas que se producen en Sigüilá también se exportan a otros países de Centroamérica.
“Por medio de los exportadores de verduras y frutas del centro de mayoreo de la Capital hemos mandado para El Salvador y Honduras, otros años también para Costa Rica y en una oportunidad abastecimos supermercados de Guatemala”
Este año la cosecha fue “un poco antes de lo previsto” y por esta razón, previo a que concluyera octubre, los emprendedores informaron que el producto esta “agotado”. Pero el próximo año esperan tener más visitantes y más calabazas.
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Aunque según García tienen a la venta derivados de la calabaza como pies y puré, este último puede utilizarse para recetas de platillos dulces o salados.
El lugar cuenta con diferentes paisajes que pueden ser aprovechados por los clientes para tomar fotografías, razón que también atrae a turistas. “Las mejores fechas para comprar es entre la segunda quincena de septiembre y la primera de octubre. Algún alumno de agronomía que quiera conocer el proceso puede hacerlo antes”.
Las calabazas que producen son de decoración y comestibles, ya que según García “la calabaza” es “muy nutritiva”.
Agregó que para el 2020 tienen planes de tener una mejor producción y un centro recreativo como una “casa encantada” para los niños.
Antes de dedicarse a la producción de Calabazas, García y su familia sembraban maíz, arveja china y otros productos, actualmente también tienen ganado, venden leche y fabrican queso.
Nolvin García, hijo de uno de los socios, tiene una página en redes sociales por medio de la cual comparte fotografías de las calabazas que se producen en Xela.
El papel de las abejas
García indicó que por la polinización de las abejas, muchas veces hay una mezcla de la semilla de las calabazas con los ayotes, lo que produce otro tipo de calabaza, por esta razón cada año los productores deben asegurarse de importar la semilla del tipo de calabazas que producen desde California, Estados Unidos.
“Las calabazas son 100 por ciento orgánicas, las producimos sin pesticidas, fungicidas y otros químicos”, dijo.
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