Camey Ovalle, de 41 años, murió el pasado 23 de noviembre, en las labores de extinguir un incendio en el Mercado Minerva, zona 3 de Xela, el cual consumió una venta de juegos pirotécnicos.
El Conejo, como le llamaban sus amigos y compañeros de trabajo, era originario de Totonicapán, pero desde hace 30 años residía en Quetzaltenango, donde se graduó de maestro de educación primaria urbana e inició su carrera como socorrista de la quinta compañía.
Su padre, Ciro Camey, quien es el fundador de la 42 compañía de Bomberos Voluntarios de Totonicapán, dijo que Ciro era el tercero de cuatro hermanos y el único que había seguido sus pasos.
“En los establecimientos educativos donde estudió siempre fue abanderado, pues le gustaba mucho estudiar. Para las vacaciones escolares me acompañaba a los turnos en la quinta compañía y a sus 12 años aprendió primeros auxilios”, expresó.
Camey se graduó de bombero y desde los 18 años prestaba servicio en la referida estación bomberil, la cual se convirtió en su segundo hogar.
“Durante su trayectoria cubrió cientos de emergencias y salvó la vida de muchas personas sin esperar nada a cambio, tal y como se lo inculqué desde que era un niño. Estoy orgulloso de él, murió haciendo lo que realmente le apasionaba”, indicó.
El socorrista se profesionalizó en República Dominicana y desde hace seis años también se dedicaba a impartir capacitaciones sobre prevención de desastres y rescates en varios países de Centroamérica y Estados Unidos.
El mayor de la Quinta Compañía, Gonzalo Marroquín, dijo que Camey fue oficial bomberil, jefe de escuadra de la referida compañía, instructor de la Escuela Nacional de Bomberos y de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
“Era uno de los bomberos más reconocidos en el país, por su don de servicio, entrega y dedicación. Lo conocí hace seis años brindando capacitaciones en establecimientos educativos, instituciones y empresas sobre sistema de comandos de incidentes, primeros auxilios y rescate”, comentó Sandino Monzón, delegado departamental de Conred en Xela.
Monzón indicó que Camey era muy admirado por sus estudiantes, quienes siempre lo felicitaban y le solicitaban apoyo para continuar con las capacitaciones.
“Al terminar las capacitaciones, siempre aprovechábamos a platicar sobre sus experiencias en los rescates y emergencias que cubría. En una oportunidad me contó que la primera emergencia que cubrió fue un incendio a un vehículo”, contó.
Apasionado
Guadalupe Sigüenza, telefonista de la quinta compañía en Xela, dijo que tuvo la oportunidad de compartir con el Conejo por más de 23 años, y descubrir en él a una persona apasionada por apoyar a los demás sin recibir nada a cambio.
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“Era muy activo, dedicado y estricto con su trabajo. Siempre nos saludaba con una sonrisa en su rostro y nos motivaba a seguir adelante a pesar de las dificultades”, expresó Sigüenza.
Jorge Aguilar, socorrista, comentó que Ciro siempre se preparó en todos los aspectos, en especial en rescates, tuvo varias participaciones en eventos importantes. “No solo era buen profesional sino una honorable persona. Xela está de luto”, comentó.
Bienestar
Camey Ovalle tuvo tres hijos con Alma Emilia García, instructora de la Escuela de Enfermeras de Xela.
García contó que desde que conoció a su Ciro supo que era un héroe, pues siempre velaba por el bienestar de las personas.
“Era un esposo y padre ejemplar, aseguraba que siempre velaría por hacer feliz a su familia, a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio”, comentó.
En sus tiempos libres, hacía trabajos de mecánica junto a su padre y salía a correr con sus hijos de 20, 18 y 15 años, en la colonia Pacajá del Alto, zona 10 de Xela, donde vivía.
Las sirenas de los bomberos sonarán por última vez este sábado, cuando los restos de Camey salgan en caravana hacia el cementerio general de Quetzaltenango, donde familiares, amigos y vecinos le darán el último adiós.