Por medio de un oficio, Mario Alberto Molina, arzobispo de Los Altos, informó que los viacrucis de los viernes de cuaresma deberán efectuarse de forma virtual y con la participación de las personas indispensables, al igual que las romerías que serán posibles solo en línea.
De acuerdo con la instrucción de Molina, las procesiones con andas gigantescas que “requieren la participación de decenas de cargadores en estrecho contacto corporal”, no podrán llevarse a cabo.
La Arquidiócesis considera que las imágenes de Cristo Nazareno, Cristo Crucificado, Señor Sepultado, Señor Resucitado y de la Virgen María, así como de los santos que acompañaron a Cristo en su pasión, muerte y resurrección deben ser veneradas de formas particulares sin propiciar que los feligreses se aglomeren.
El religioso sugiere exposiciones virtuales en las que se adorne en un salón o capilla, se hagan lecturas bíblicas, oraciones, salmos e himnos; además, advierte que la música debe ser grabada y no ejecutada por bandas en vivo.
Para la celebración del Miércoles de Ceniza, que será el próximo 17 de febrero, la imposición no se hará marcando una cruz en la frente de los penitentes y se tiene planificado espolvorear ceniza sobre las cabezas de los fieles y enunciar solo una vez la fórmula de imposición.
“Debo decir que este es un rito antiguo, no es algo novedoso, en algunos países así se ha hecho siempre. ¿En qué medida esto ayuda a reducir el contagio?, no termino de entenderlo bien, quizás porque no hay contacto físico”, explicó Molina.
Previo a establecer las disposiciones, el arzobispo se reunió de forma virtual con los sacerdotes y hermandades.
“Había una anuencia. Me sorprendió la conciencia que hay en las hermandades de que procesiones como las conocíamos no se pueden realizar y que es muy difícil controlar a la población, incluso para manifestaciones reducidas”, relató el arzobispo.
Las directrices también advierten a los sacerdotes de que se debe medir las áreas de las iglesias, oratorios y salones parroquiales para hacer los cálculos del aforo, de acuerdo al color de alerta de cada municipio por los contagios de covid-19, ya que las liturgias se desarrollarán según el número de personas permitidas.
El semáforo de alertas establece que el aforo en iglesias de ser: una persona por cada 10 metros cuadrados cuando el municipio está en rojo, una por cada seis metros cuadrados cuando es naranja, y una por cada cuatro metros cuadrados si es amarillo.
“Hay que evitar las aglomeraciones y hacer un acto de culto un foco de contagio, pero por otra parte no se debe, ni se puede suprimir la realización del culto de la liturgia, ni las expresiones de devoción popular, hay que regularlas más no suprimirlas, esto guio mi manera de proceder”, aseguró Molina.
Por medio de las directrices, el arzobispo aprovechó para hacer un llamado a las autoridades. “Pido de la manera más firme que se considere a las actividades litúrgicas y de culto como de primera necesidad y no como un espectáculo”.