Quetzaltenango

Angie Cárdenas tiene 11 años y canta ópera, su atracción por este género inició cuando tenía 2

Angie Miriam Daniela Cárdenas de León es una artista quetzalteca que ha destacado en concursos de talentos escolares, pero que sueña con presentarse en teatros de otros países.

Angie Cardenas, de 11 años, junto a su papá Werner Cárdenas Ovalle, nieto del poeta quetzalteco Werner Ovalle López y quien descubrió el talento de Angie.  (Foto Prensa Libre: María José Longo)

Angie Cardenas, de 11 años, junto a su papá Werner Cárdenas Ovalle, nieto del poeta quetzalteco Werner Ovalle López y quien descubrió el talento de Angie. (Foto Prensa Libre: María José Longo)

Asegura que canta opera desde que tenía 2 años porque su papá le mostró un video, ella no lo recordaba. Su talento no es algo extraño en la familia ya que en su árbol genealógico hay poetas, actores y cantantes.

“Cantar me hace sentirme tranquila y feliz”, indicó la niña, quien descubrió su pasión por la opera gracias a su papá, Werner Cárdenas Ovalle, maestro de canto y nieto del poeta quetzalteco Werner Ovalle López.

“Cuando las personas nunca me han oído y lo hacen por primera vez se asombran, siempre dicen que lindo y todo eso”, expresó. Además del talento, Angie, como la llama su familia, ensaya al menos cinco veces a la semana, el horario para hacerlo es opcional ya que también debe cumplir con tareas escolares y como a las demás niñas le gusta jugar.

Admira a la cantante rusa Anna Netrebko, a quien escucha con frecuencia. “Me gusta como canta y los vestidos que usa, me hace imaginar que estoy ahí en un lugar especial”, afirmó.

Una de las presentaciones que la artista recuerda con cariño es la que tuvo en el Teatro Municipal de Quetzaltenango, en el futuro le gustaría presentarse en otros teatros del país y llegar a los escenarios internacionales.

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“Recuerdo que en el teatro todos me miraban, mi mamá estaba nerviosa, pero todo salió bien”, relató. Además de cantar opera la niña desea aprender a tocar algún instrumento como el piano o la guitarra.

Para Angie no hay límites, sueña con ser cantante de ópera profesional, diseñadora de modas y doctora. El baile es otra rama del arte que también le atrae, pero solo para observar a su padre, quien también baila, destacar en ella.

Angie tiene dos amigos especiales con quienes suele jugar por las tardes, un conejo llamado Cocoa y una perra a quien bautizó como Luna.

La artista participó en la musicalización de algunos poemas del exitoso Ovalle López, un proyecto que su padre realiza junto a otros artistas, una de las obras que cantó Angie fue Padre Nuestro Maíz.

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