El obispo de Petén, Mario Friandi, mostró su satisfacción por ofrecer un servicio religioso especial en honor al Cristo Negro de Petén y que sus oraciones para este nuevo año es que reine la paz en los hogares.
Manifestó que la imagen luego del descendimiento del altar mayor es venerada por los fieles y por la tarde es subida a la cruz, tradición que se celebra desde hace 300 años.
Rafael Romero Soza, residente de la Isla de Flores, explicó que es una acción religiosa en la cual participan miles de feligreses de la región, mexicanos y beliceños.
Feria
Romero indicó que la actividad religiosa marca el inicio de la feria departamental de Petén, que concluye el 15 de enero, con una procesión de las imágenes de la región.
Añadió que la tradición nace a raíz de que una feligresa oriunda de Yucatán, México, visitó la catedral de Antigua Guatemala, Sacatepéquez, donde compró la efigie con la finalidad de llevarla al templo de su pueblo.
Acotó que cuando pasó por la Isla de Flores optó por descansar, al continuar con la ruta, la imagen se puso pesada, luego de varios intentos decidió donarla a la feligresía de la Isla.
El historiador eclesiástico, Luis Hernández González, citó que la imagen del Cristo Negro de Petén se diferencia de la del Cristo Negro de Esquipulas, por el color de piel, que es café, y tener los ojos abiertos, aunque ambas efigies fueron talladas por el escultor Quirio Cataño.