La familia Fuentes Astudillo es originaria de Poptún, pero desde enero del presente año se fue a vivir a San Benito para que la joven pudiera estudiar.
“Panchita era la menor de mis cuatro hijos. Era muy cariñosa, reservada y hogareña; me apoyaba en los quehaceres de la casa y en cuidar a mis dos nietos. Los sábados estudiaba en el Intecap, pues soñaba con ser chef”, contó entre lágrimas la madre, quien prefirió no identificarse.
Recordó que a eso de las 16 horas del 14 de agosto, su hija le pidió permiso para salir a hacer unas tareas con sus compañeros al barrio El Trébol. “Al principio le negué el permiso porque no tenía celular para comunicarme con ella, pero insistió y acepté con la condición de que no se demorara más de dos horas”, dijo la madre.
Pasaron cuatro horas y al ver que no regresaba optó por alertar a sus parientes, autoridades y cuerpos de socorro, pero la búsqueda fue en vano.
Al día siguiente, las autoridades policiales reportaron el hallazgo del cadáver quemado de una menor con una herida cortante en el cuello, en el sector Huacut, a dos kilómetros del área urbana de San Francisco.
Al enterarse del suceso familiares acudieron a la morgue del Inacif en San Benito, pero por el estado en que se encontraba el cuerpo no fue posible identificarla.
Otra familia, cuya hija también había desaparecido, aseguró que se trataba de su pariente y la sepultaron en el cementerio municipal de San Benito.
“A los pocos días la hija de esa familia apareció viva; al enterarnos solicitamos una prueba de ADN en el Inacif y luego de exhumarla se confirmó que los restos eran de mi Panchita”, relató la madre.
Los familiares decidieron trasladar los restos al cementerio de Poptún, donde reposa desde hace siete días. Ahora, parientes y amigos piden a las autoridades que investiguen el crimen y castiguen a los asesinos.
Jaime Huinac, fiscal distrital del Ministerio Público en Petén, informó que no puede adelantar información, pero que continúan la investigación para dar con los responsables del crimen.