El sector de producción forestal en Petén dejó de percibir al menos Q6 millones debido a las disposiciones sanitarias por el coronavirus, indicó Glyde Márquez Morales, gerente de ventas de Forescom, una empresa comunitaria dedicada a la venta de servicios y productos forestales.
Márquez explicó que para salir del “bache” comercial, hace dos semanas se reactivó la comercialización de la hoja de Xate y de los productos forestales, que por la pausa laboral ante las restricciones dejaron de percibir US$800 mil.
“Esperamos que para el mes de agosto las exportaciones se normalicen y que podamos continuar con la producción regular, para que las comunidades que se benefician del sistema forestal puedan subsistir”, añadió Márquez.
De acuerdo con productores forestales, de momento las exportaciones hacia Estados Unidos y España están suspendidas; además, a República Dominicana se ha dejado de enviar cortes comunes de caoba y cedro, por lo que los productores ahora distribuyen a escala nacional.
Doble impacto
Petén han sido afectado por la falta de ingresos debido a la pandemia del covid-19 y por el impacto de los incendios forestales; sin embargo, las comunidades forestales que funcionan por medio de concesiones, que tienen a su cargo grandes extensiones de bosques, buscan los mecanismos para reactivar su economía por medio de la producción forestal.
Productores de las comunidades Carmelita, en San Andrés, y Uaxactún, en Flores, exportan la hoja de xate, utilizada con fines ornamentales, dese hace 60 años y desde entonces, esta ha sido la temporada más baja que les ha tocado vivir.
En tanto, Julio Madrid, gerente de productos no maderables de la Asociación de Comunidades forestales de Petén (Acofop), indicó que en términos de exportaciones de xate se dejaron de percibir al menos Q500 mil, por lo que buscan la reactivación económica para favorecer a más de dos mil familias de las comunidades forestales de Petén, quienes trabajan de forma directa en la recolección de esa hoja que crece en los espesos bosques de la zona.
“Es de suma importancia la reactivación comercial, ya que de las exportaciones y otros trabajos se beneficia a tres mil familias que debido a las restricciones por la pandemia del covid-19 su situación económica se agravó”, agregó.
Añadió que, para paliar la crisis, los productores forestales decidieron emprender en el mercado nacional, algo que, según dicen, les ha funcionado de forma satisfactoria.
Cobán, Alta Verapaz, se ha convertido en uno de los principales mercados para los productores forestales, pues comercializan materiales para construcción de viviendas; además, la hoja xate es aprovechada para la elaboración de arreglos florales en varios departamentos del país; sin embargo, están a la espera de la reactivación del mercado internacional.
Detalles
Carmelita está ubicada a 85 kilómetros de Ciudad Flores, en medio de la Reserva de la Biosfera Maya, compuesta por 2.1 millones de hectáreas de bosque, de donde los vecinos extraen la hoja de xate, un producto muy cotizado en el extranjero por su belleza ornamental y que les genera más de US$1 millón al año —unos Q7.7 millones—; la semilla de ramón, cuyas propiedades nutritivas han hecho que su mercado vaya en expansión, y se aprovechan maderas preciosas, principalmente caoba y cedro.
Miles de personas dependen de la selva en Carmelita. Ahí hay 11 concesiones forestales —unas 485 mil 200 hectáreas—, en un modelo de conservación implementado por el Estado en 1990, con el afán de proteger los bosques, considerados entre los más importantes de Centroamérica.
Otra comunidad modelo es Uaxactún, a más de 80 kilómetros de Ciudad Flores e inmersa en una espesa selva —hábitat de unas 350 especies de árboles y plantas—. En 1950 y 1980, sus habitantes dependieron del cultivo de chicle. Ahora se dedican a otras tareas.
En esa comunidad, sus habitantes extraen cada año más de 800 árboles, principalmente caoba y cedro, cuya madera es procesada y vendida en el mercado nacional e internacional. El aprovechamiento de la madera es una actividad delicada, pues debe prevalecer la subsistencia del bosque. El daño causado al entorno debe ser mínimo, para garantizar que la repoblación natural ocurra con normalidad.
Por cada hectárea de bosque se aprovecha un árbol como máximo, y si los modelos de conservación y aprovechamiento lo permiten, se efectuará un nuevo corte en la misma área en 39 años.
Los productos maderables y no forestales que se aprovechan en las concesiones son procesados en industrias manejadas por asociaciones o cooperativas, que los comercializan. Recaudan US$1.8 millones —unos Q13.2 millones— que se invierten en las comunidades y conservación y manejo de los bosques.
Por ejemplo, la Empresa Comunitaria de Servicios del Bosque (Forescom), se procesan 800 mil pies de madera fina cada año, proveniente de talas manejadas, principalmente de Pucté, Santa María y Manchiche. El producto siempre ha sido vendido en Europa.