Para esas familias la situación se agrava a cada minuto, porque algunas de las comunidades se ubican a más de 17 horas del área urbana del departamento y llegar a ellas es casi imposible, pues a lo largo de trayecto varios caminos fueron destruidos por la lluvia y el vuelo de aeronaves con asistencia humanitaria está restringido a causa del mal clima, aseguran los afectados.
Estas familias residen en comunidades de Barillas, Santa Eulalia, Soloma, San Juan Ixcoy y Chiantla, Huehuetenango; además, en Nebaj, Quiche, también hay damnificados que claman por ayuda.
La mayoría de las comunidades se ubica en la cuenca alta del río Ixcán o a lo largo de sus afluentes Quisil, Mixlaj, Yulá San Juan y El Naranjo- y, de acuerdo con pobladores, hay casas soterradas, riesgos de deslaves, caminos bloqueados, puentes de hamaca destruidos y áreas de cultivo “totalmente” destruidas.
Mientras la situación mejora, decenas de familias están albergadas en salones comunales o con vecinos y familiares, aunque el panorama es desolador, porque, aunque la situación climática cambie, los cultivos de maíz, frijol, cardamomo, banano y plátano se perdieron.
Una de las comunidades más afectadas es San Carlos Yajaucú, San Juan Ixcoy, la cual “casi desapareció” a causa de un deslizamiento de tierra, dicen los residentes de esa zona.
De acuerdo con el gobernador departamental, Jorge Juan de León, la situación es complicada en la parte norte, donde el clima no ha mejorado y coordinador ayuda humanitaria es difícil tanto por la vía aérea como terrestres, ya que los caminos están destruidos y volar es de alto riesgo.
Agregó que le preocupa que muchas familias no han recibido asistencia humanitaria, lo que agrava la situación por la falta de alimentos.