De acuerdo con De Porras, el objetivo de su proyecto es ambiental, pues durante muchos años las mantas vinílicas usadas no tenían otro destino que no fuera la basura, por lo que pensó en darle un uso a través del cual no se contamine el ambiente.
En la actualidad su trabajo es recolectar las vinílicas que están fuera de uso y las transforma en bolsas impermeables, capaces de soportar más de 30 libras de peso, con lo que busca cambiar los hábitos de usar empaques de plástico.
Lo novedoso de ese proyecto es que las bolsas que se fabrican se distribuyen en las empresas que se anunciaron en las vallas, para que estas las entreguen a sus clientes como para premiar su preferencia.
Las fundadoras de la empresa Grete Knitwear, que diseña y produce tejidos para venderlos por internet, vieron como una alternativa de conservación ambiental dejar de empacar sus artículos en bolsas de plástico.
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— Claudia Acuña (@cacuna_pl) October 19, 2017
“Aparte de contribuir con el medioambiente, también enseñamos a las empresas que es posible optimizar sus recursos”, comentó de Porras.
Claudia de Dougherty, gerente de esa empresa, explicó que quieren reducir la contaminación causada por los empaques de plástico, por lo que al principio utilizaron bolsas de manta y ahora las fabrican con retazos de tela reciclada.
Agregó que aparte de que sus bolsas son reutilizables, los llamativos diseños hacen que las personas las lleven a todas partes.
Pedro de Ojeda, residente de la capital, utilizó su ingenio para darle un respiro al planeta y creó las bolsianuncios, con las cuales promueve el uso de productos biodegradables.
El proyecto de De Ojeda se basa en la venta de publicidad, la cual imprime en bolsas de papel que luego distribuye de manera gratuita en tiendas y comercios cercanos a las sucursales de sus clientes.
Según De Ojeda, el problema de las bolsas de plástico es complicado, porque suelen ser más económicas que las de papel, así que decidió dar una alternativa. “No se trata solo de prohibirlas, sino de ofrecer alternativas”, comentó.
Dijo que se deben cambiar hábitos y concienciar a la población sobre el cuidado del medioambiente.
Marisabel Umaña, coordinadora de la Comisión de Plástico de la Asociación Guatemalteca de Exportadores, comentó que el problema no es el plástico, sino la forma como se desecha.
Añadió que la Asociación tiene un programa educativo para capacitar a maestros sobre cambio de cultura en el manejo de desechos.
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Iniciativas oficiales
En algunos municipios las medias contra las bolsas de plástico han sido más drásticas, como en San Pedro La Laguna, Sololá, donde mediante un acuerdo la comuna prohibió, desde el 2 de septiembre del 2016, el uso y comercialización de bolsas y pajillas.
En ese lugar, los habitantes del pueblo optaron por sustituir las bolsas plásticas por hojas de maxán —utilizada para los tamales— o de plátano, o bolsas de tela.
Mauricio Méndez, alcalde de San Pedro La Laguna, comentó que el proyecto ha sido exitoso, pues el 80 por ciento de la población respeta la normativa. Además, dijo que gracias a esa iniciativa, la actividad turística, una de las principales fuentes de ingreso de las familias locales, se incrementó en 300 por ciento.
En Acatenango, Chimaltenango, la Municipalidad también prohibió la venta de bolsas de plástico.
#ReciclaXGuate "En mi casa casi nada se tira": para doña Rubí reciclar desechos es más que un hábito. @prensa_libre
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