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Gesto de solidaridad: Brindan alimentos y ayuda espiritual a personas sin hogar

Personas sin hogar y afectadas por adicciones encuentran todos los sábados en el Parque Central, zona 1 capitalina, un lugar donde reciben alimentos, pero sobre todo apoyo espiritual que los ayuda a salir de la indigencia.

Personas sin hogar reciben sus alimentos en la actividad del Ministerio Dios es Dios, en el parque central de la Ciudad de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández).

Personas sin hogar reciben sus alimentos en la actividad del Ministerio Dios es Dios, en el parque central de la Ciudad de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández).

Son las 7 horas del sábado, y Damián Morales, de 38 años, junto a unas cien personas, se dan cita en el parque, donde el ministerio Dios es Dios los esperan con alabanzas, prédica, consejos y alimentos.


Todos prestan atención a lo que sucede, algunos oran, otros cantan y algunos simplemente observan a su alrededor.  Mientras esto sucede, Damián indica que tiene tres meses de llegar a la actividad, donde ha encontrado paz y está en proceso para dejar las drogas y el alcohol.

“Con la ayuda de Dios estoy logrando cambiar de estilo de vida. Mi mayor meta es reincorporarme a la sociedad y algún día formar una familia”, manifestó.

Pernocta en las calles. Actualmente vende golosinas en los buses para reunir dinero y alquilar un cuarto. Relata que en las calles ha padecido desprecio y hambre, sumado a las inclemencias del tiempo.

“Es una vida de sufrimiento, pero en la vida siempre hay esperanza. Pero uno tiene que poner de su parte”, expresa Morales, originario de El Salvador.

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En el grupo también participa Orvin Daneri, 44, quien afirma que intentó llegar de manera ilegal a Estados Unidos, con la esperanza de un futuro mejor, pero en el camino sufrió un accidente que lo obligó a regresar a Guatemala.

Su familia reside en San Pedro Sula, Honduras, y relata que el apoyo del ministerio Dios es Dios lo ha ayudado a mejorar su autoestima.

Orvin durmió varios días a la intemperie, frente al Hospital San Juan de Dios, y ahora lo hace en un albergue en la zona 3 de la capital.

Su ropa está sucia y con un semblante cansado afirma que su anhelo es encontrar trabajo. “Sé operar maquinaria pesada”, expresa Orvin, quien añadió que tiene un hijo en Honduras, de donde es originario.

Altruista

Lucrecia Argueta, quien junto a su familia y otros evangélicos altruistas impulsan el ministerio Dios es Dios desde el 2011, indica que el programa consiste en alabanza, oración, prédica y apoyo moral, lo cual complementan con alimentos para  personas en condición de calle.

Recuerda que al principio asistían unas 40 personas, pero ahora atienden a unas 300, aunque no todos asisten el mismo sábado. Añadió que otro objetivo es reunir recursos para llevar a los necesitados a centros de rehabilitación.

“Nuestro mensaje principal es decirles que Dios los ama. Aquí los abrazamos para demostrarles amor”, expresa Argueta, quien hace 30 años quedó en silla de ruedas por una enfermedad, pero eso no le impide servir al prójimo.

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Mientras el servicio religioso continúa y se acerca el momento de la entrega de la comida, una mujer danza en medio del grupo, otra persona agarra un micrófono e intenta cantar una alabanza.

Abandono  

En la actividad también participa Jorge Rivera, 48. Es guatemalteco, y por problemas familiares abandonó su casa. “Tres años tengo de dormir en la calle; no tengo esposa ni hijos”, relata.

Nos han dado la palabra de Dios; quiero salir adelante. Los sábados nos dan comida, pero el resto de los días es difícil”.


Manifiesta que asiste a las actividades de Dios es Dios, porque los más importante es que le dan amor y lo hacen sentir importante. “Es peligroso dormir en la calle, pero Dios siempre nos envía gente que nos da amor”, expresó Rivera, quien afirma que otras organizaciones los ayudan con comida.

Agregó que la tristeza lo ha invadido y que es difícil superar los problemas, especialmente la muerte de su madre.  
Mientras saluda a algunos indigentes, Argueta agrega que entre los que atienden hay jóvenes procedentes de hogares destruidos, ancianos, mujeres embarazadas y con vicios.

“Ellos nos expresan que sufren abandono y dolor. Algunos nos dicen que ya no quieren consumir droga”, expresa consternada Argueta, quien añade que lo más lindo es decirle al necesitado que es importante y que Dios lo ama.

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Resalta que la mayor satisfacción es cuando las personas les dicen “gracias por el cariño que no dan”.
Arqueta hizo un llamado a los guatemaltecos a unirse a esta causa, pues cada indigente tiene una historia y no ha podido superar algún problema, lo que los obliga a estar en esta condición.

“Tenemos que sentir el dolor de los demás para comprenderlos. Todos merecemos una oportunidad”, puntualizó la altruista.

Ayuda médica

Javier Ramírez, hijo de Lucrecia, se graduó de médico el año pasado, y también apoya al ministerio Dios es Dios, y asegura que es importante amar al prójimo.

Invitó a médicos altruistas u otras organizaciones a que se unan a apoyar a estas personas, pues les afecta la falta de higiene y las adicciones. “Toda ayuda en bienvenida”, manifestó.   

Otros datos

  • El ministerio Dios es Dios lo integran unas 25 personas.
  • Cada integrante aporta para los alimentos de los sábados.
  • Un grupo musical también ameniza de forma voluntaria.
  • Las personas están invitadas a colaborar con alimentos y ropa.
  • El Ministerio acepta voluntarios que deseen apoyar.
  • Los interesados en aportar se pueden comunicar al 5761 8062 con Lucrecia Argueta.

 

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ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.

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