“Personal de la municipalidad ha venido en las últimas semanas a presionar para que se coloquen reductores de sonido, pero no es tan fácil, hay que invertir en la compra de materiales que no son nada baratos”, aseguró el encargado de un restaurante discoteca en el pasaje Aycinena, zona 1.
Otros propietarios de negocios en esa zona afirmaron que quieren cumplir las normas, pero necesitan más tiempo.
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Quejas
El director del Centro Histórico, Ricardo Rodríguez, aseguró que en las últimas semanas han insistido en que los propietarios de negocios, especialmente de bares y discotecas, coloquen dichos accesorios, debido a las constantes quejas de vecinos y para recuperar el ambiente de convivencia que tenía el área, sin llegar a ruidos estridentes.
Rodríguez advirtió de que algunos de los negocios que no han respetado la normativa y no han atendido las peticiones serán cerrados en los próximos meses, ya que varios casos se encuentran en manos de un juez de Asuntos Municipales.
“Va a suceder, porque a los propietarios no les importa, no tratan de ser parte del proceso para rescatar el Centro Histórico y solo buscan ganar dinero”, aseguró Rodríguez.
Según las normativas que establecen los directivos, el audio no debe sobrepasar los 65 decibeles.Para medir esos parámetros han recomendado la adquisición de aparatos determinados para ese fin, y también la colocación de doble puerta para “encajonar el sonido”, entre otras técnicas.
El sonido de una discoteca puede superar los 115 decibeles.
Casos en manos de juez
Carlos Sandoval, vocero de la comuna capitalina, señala que en el Juzgado de Asuntos Municipales se ventilan entre 20 y 25 expedientes para el cierre de “antros ilegales” en toda la ciudad. La mayoría de estos se encuentran en la zonas 1 y 9, donde se han conocido denuncias de vecinos.
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