Su familia está conformada por su hija Mayra Papi de González, su yerno Alfredo González, cuatro nietos y ocho bisnietos.
Sus familiares siempre describieron su niñez como inquieta y de muchas amistades, ya que le gusta bailar, cantar y declamar, lo que a sus 100 años aún practica.
Aunque el paso de los años le han afectado la audición, Robelo dice que su hija es lo mejor que le ha pasado en la vida.
Cumplió sueños
A los 25 años fue diseñadora de modas y se dedicó por un largo tiempo a esa profesión. Logró viajar a varios países como Italia, Francia, Israel, México, entre otros.
“Siempre se caracterizó por ser una mujer muy emprendedora y trabajadora. Fue negociante desde su juventud y siempre soñó con vivir muchos años, porque quería ver a su descendencia. Ahora quiere ver a sus tataranietos y piensa vivir muchos años más, ya que ella no se siente de 100 años”, dijo su nieta Mónica.
“Sentarse con ella a escuchar anécdotas e historias de su vida es lo mejor que uno puede hacer. Con su alegría y sentido del humor, ella puede divertir a cualquiera”, manifestó.