De acuerdo con una publicación del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), el avistamiento fue hecho el domingo último por el biólogo Alfredo Valle; el propietario de la finca, Gilber Barillas; y el guía Wagner Chávez, durante una actividad de conteo de aves.
Tarea difícil
Luego de conocerse sobre la presencia del ejemplar en ese lugar, Carlos Echeverría, un fotógrafo especializado en el avistamiento de aves, viajó desde San Benito, Petén con el objetivo de documentar el avistamiento; sin embargo, la tarea no fue fácil, pues el clima era adverso y se enfrentó, junto a otros dos compañeros, a vientos huracanados sin lograr mayores resultados.
Fue hasta el tercer día -miércoles 9 de enero- que la suerte los acompañó, posiblemente porque las ráfagas de viento habían aumentado, cuando divisaron al búho reposado sobre rocas de lava seca, donde lograron fotografiarlo, el único material de ese tipo existente desde hace 113 años.
“Fue muy difícil porque llegué el martes y lo buscamos durante todo el día, pero no lo logramos encontrarlo, lo veíamos volar entre la lava, pero no estábamos seguros de que fuera él. Al otro día, bajo el viento fuerte que nos movía las cámaras y que casi nos botaba con Pablo Ligorria y Pablo Chumil logramos encontrarlo aperchadito sobre la lava, por donde ha de tener su madriguera”, dijo Echeverría, psicólogo clínico de profesión.
El último registro documentado del búho consta en el libro “Catálogo de una colección de aves de Guatemala”, publicado en 1907 por el Museo de Historia Natural de Chicago, pero 113 años después la especie fue avistada en Guatemala, un acontecimiento que asombra a quienes se vinculan con el mundo de las aves.
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“Para el Consejo Nacional de Áreas Protegidas es de suma importancia el redescubrimiento y agradece a las personas involucradas en promover este tipo de actividades que colaboran en la conservación de las aves y sus hábitats. Por el momento se desconoce el número de individuos que pueden conformar la población de esta especie, la misma puede considerarse como redescubierta para Guatemala”, señala un comunicado del Conap.
De acuerdo con el Conap, ahora que se ha confirmado el redescubrimiento de la especie, es necesario recabar más información para establecer el tamaño de la población y asegurar que se intensifiquen los esfuerzos de conservación.
Según las autoridades, el búho de la madriguera fue común en el occidente de norteamérica, pero sus poblaciones han disminuido debido a factores como pérdida del hábitat, ganadería, reducción de la disponibilidad de madrigueras, uso de pesticidas, políticas agrícolas promotoras de grandes cultivos sobre pastizales nativos, decremento de mamíferos cavadores, ausencia de protocolos estandarizados de inspección y falta de información biológica de la especie.
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Detalles
- La mayoría de las especies de búhos tienen dimorfismo sexual inverso, donde la hembra es de mayor tamaño que el macho. Sin embargo, el búho de la madriguera no presenta esta peculiaridad.
- Aunque ambos sexos son similares, la hembra es más pesada.
- El macho suele ser un poco más grande de talla, pero relativamente más ligero en cuanto a su peso corporal.
- El macho mide entre 19 y 25 centímetros y pesa en promedio 146 gramos y las hembras 156 gramos.
- La cabeza es redonda, sin plumas auriculares a manera de orejas y su disco facial es de color café pálido, cejas blancas y un collar blanquecino.
- Es un depredador de gran importancia para los ecosistemas donde habita.
- Esa especie contribuye a la estabilidad de las poblaciones de sus presas, presenta actividad diurna y nocturna.
- Se reproduce de marzo a agosto, generalmente es monógamo, pero puede ser polígamo.
- El tamaño de nidada es de entre 6 y 11 huevos y el período de incubación es de 27 a 30 días.
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