Solo en el 2021 la Policía Nacional Civil (PNC) reportó la captura de 57 personas con orden de extradición hacia aquel país por delitos de narcotráfico. Posteriormente en 2022 se registraron 30. Este año las capturas continúan y siete guatemaltecos, dos mexicanos y un salvadoreño residentes en Guatemala que eran requeridos por las fuerzas antinarcóticas estadounidenses fueron aprehendidos.
De estos 10, solo dos han aceptado ser extraditados, el resto se opone y prefieren ser juzgados por un tribunal guatemalteco y cumplir una condena sin salir del país.
Investigadores antinarcóticos no descartan que la intención de los que no quieren ser extraditados sea no delatar al resto de la estructura por temor a represalias.
Para los especialistas en temas de seguridad, estos operativos han sido más evidentes desde el 2019, durante el gobierno de Jimmy Morales, y dejan en claro que existe un plan para llegar a acuerdos con los detenidos para que delaten a los líderes de las estructuras que producen los estupefacientes, y que por lo general se ubican en América del Sur o México.
Coinciden en que estas capturas y otras acciones contra el narcotráfico, los expertos coinciden en que es un problema que continuará y es difícil de controlar, debido a que Guatemala es un puente para el trasiego de drogas desde Colombia hacia territorio mexicano.
“Estos detenidos son mandos medios, son quienes se encargan de la logística para que la droga salga desde Colombia, pase por Centroamérica y llegue a Estados Unidos, son personas que no toman decisiones importantes, aun así, su función es primordial porque tienen contacto con los líderes y es a ellos a los que quieren las autoridades antinarcóticas”, afirma el exministro de Defensa Ronaldo Leiva.
Entre los capturados de este año destaca Jairo Gabriel León Caballero, de 37 años, alias “Flaco” o “Jairo León”. De acuerdo con la acusación, se encargó de transportar, dirigir y manejar actividades del tráfico de cocaína de una organización criminal en Guatemala.
Sin poder
Walter Menchú, analista en temas de seguridad del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), coincide con Leiva y sostiene que autoridades estadounidenses buscan desarticular estructuras criminales con la captura de “mandos medios”, algo que hasta ahora no han logrado.
Para Menchú, el principal acuerdo con los extraditables es la reducción de penas en cárceles de ese país, aunque también “pareciera que es algo más político y lo que se quiere por parte de Guatemala es quedar bien con Estados Unidos y generar ese ambiente de cooperación”
En el 2015 la PNC reportó la captura de 15 extraditables, entre ellos el mexicano Daniel Pérez Rojas alias “el Cachetes”, señalado de pertenecer al grupo criminal de los Zetas, quien era considerado un mando medio. En 2018 fueron detenidos 22 extraditables y en 2019 se detuvieron 20.
A decir del exministro de Gobernación, Francisco Rivas, es evidente la cooperación de Estados Unidos, pero también que el sistema de justicia de Estados Unidos permite que todos los capturados gocen de reducción de penas si colaboran con ellos.
“Les permiten delatar a sus cómplices, socios, jefes y es por eso que cada día las órdenes de extradición aumentan”, puntualiza.
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Rivas remarca que hace 15 años los capos conocidos por las mismas autoridades no eran detenidos porque no se tenían las capacidades en el país para demostrar su vínculo con el narcotráfico. Sin embargo, afirma que esas capacidades se han fortalecido, lo cual es un factor importante para la desarticulación de estos grupos .
Investigadores antinarcóticos de la PNC desconocen si oficialmente existe una estrategia con Estados Unidos para la captura de extraditables, puesto que solo reciben las órdenes de captura, aunque no lo descartan. Afirman que los capturados son producto de todas las organizaciones que han sido desplazadas en Guatemala y que estaban a cargo de capos guatemaltecos ya detenidos y extraditados, por lo que ahora operan al servicio de los carteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa en México.
“No todos los detenidos son mandos bajos, pero tampoco es que ocupen cargos altos, pero solo con el hecho de tener contacto con los líderes y tener a su cargo las operaciones de vigilancia para que la droga pase sin ningún problema de Colombia a México, ya es una gran responsabilidad entre ellos, entonces, sí son piezas claves para saber cómo operan”, dijo un investigador que no autorizó que se publicara su nombre porque no está autorizado para hablar.