La familia de Arévalo presume que se trata de un crimen pasional, pues la pareja tenía dos años de convivir y desde el principio hubo violencia intrafamiliar, lo que motivó que se separaran por seis meses, pero desde hace un año vivían juntos de nuevo.
Se informó que el médico le encontró a Arévalo una foto en la que aparecía con su exnovio, por lo que discutían con frecuencia.
Garrido recordó que el día de la desaparición, su hija la llamó a las 20 horas para saber cómo estaba.
Resaltó que su sorpresa fue a las 23 horas, cuando Fuentes llegó con lo dos niños y le dijo que había discutido con Arévalo, y que para evitar problemas no regresaría al inmueble.
La madre añadió que al día siguiente Fuentes llegó a recoger a los dos niños y que al preguntarle por su hija, este respondió que no sabía sobre su paradero.
Expuso que ante tal respuesta, se fue con él a la casa y encontró todo desordenado. Garrido manifestó que el médico recogió unas tijeras, las cuales le pareció tenían sangre, y le dijo: “Mire con lo que su hija me quiso agredir”.
Comentó que después llegó la niñera y Fuentes le dijo que ordenara y limpiara bien la casa.
Parientes dieron a conocer que pusieron la denuncia al día siguiente, pero el Ministerio Público (MP) llegó cinco días después para reunir evidencias, lo que según ellos le dio tiempo al sospechoso para borrar indicios.
Este caso es similar al de Cristina Siekavizza, quien desapareció en julio del 2011, cuyo esposo, Roberto Barreda, es el principal sospechoso.