“Yo solo pido que nos den tiempo a todos a para que podamos reconocer nuestros cadáveres, que no los vayan a llevar como xx, porque yo, aunque sea los huesitos de mi gente quiero. Cómo me va ayudar Dios no sé, pero les pido por favor que desentierren a toda la gente que falta”, dice la mujer, quien vive en la capital y que se enteró de la tragedia el domingo por la tarde.
En medio de lágrimas de desesperación, Ascón sospecha que, incluso, el lunes por la mañana sus parientes estaban con vida, porque los llamó por teléfono a las 6 horas y alguien contestó, aunque ya no habló.
“Ayer les hable y sí me contestaron, ya después ya solo decía ‘llamada desviada, llamada desviada’… Solo se oía un ruido como cuando está corriendo agua, como cuando uno está en una pila chapoteando el agua”, recuerda.
Ascón perdió a sus seis sobrinos, sus hermanos y sus padres, quienes son parte de los 69 muertos que al momento se contabilizan por la erupción, fueron identificados por la tía como Joel, de 9 años; Ilario, 8; Ángela Teresa, 6; Joab, 4; Cecia, 3; y Abisaí, 1; todos de apellidos Ascón Muralles.
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Los padres de los hermanitos, Joel Ascón (hermano de Eva) y Dilsa Muralles no aparecen, mientras que Eva teme lo peor, puesto que no volvió a hablar con ellos.
Cerca de la vivienda, los bomberos encontraron tres cadáveres irreconocibles de adultos, por lo cual, Eva dice que tramitará pruebas de ADN para identificarlos “lo más pronto posible”. Por el momento, mientras recibe muestras de apoyo y consuelo de familiares y amigos, dice que quiere sepultar a su familia y cerrar ese ciclo doloroso de su vida.
Pocas esperanzas de vida
Socorristas consultados que trabajan en la búsqueda y rescate de víctimas aseguran que “es imposible encontrar a más personas con vida” en San Miguel Los Lotes, por el tiempo que ha transcurrido después del desastre y por la temperatura del material volcánico.
En algunas ocasiones han hallado solo partes de cuerpos o cuerpos que al intentar rescatarlos se despedazan.
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Bomberos han encontrado escenas dramáticas, que incluyen gallinas, patos y perros muertos entre el lodo y la ceniza, mucha aún humeante, mientras que otros animales domésticos son rescatados por vecinos.
“No me quería ir, sino regresar y no puede hacer nada para salvar a mi familia”, dijo a la agencia de noticias AFP Eufemia García, de 48 años, quien busca a tres hijos, su mamá, sobrinos y hermanos.
García comentó que se salvó porque su esposo la sacó del lugar.
“El volcán ha hecho erupción, pero nunca de ésta manera”, añadió Gustavo Larios, un albañil de 27 años que junto a varios vecinos y con pañuelo en el rostro recorre las calles del caserío en busca de familiares y amigos desaparecidos.
San Miguel Los Lotes, Escuintla, tenía más de 22 años de existir y se calcula que residían al menos 500 familias. Las que sobrevivieron, ahora se preguntan: ¿Qué harán?, puesto que no tiene pertenencias, ni casa, ni siquiera un terreno para construir.
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