Hernández Pulex fue detenido en flagrancia el mismo día del ataque y se le decomisó el arma de fuego con la que momentos antes disparó contra la víctima, según se comprobó la investigación del MP.
El día del crimen, varias detonaciones alertaron a vecinos, quienes presenciaron el ataque contra Figueroa Prado. También fueron alertados agentes de la Policía Nacional Civil que viajaban en un bus urbano, por lo que estos se bajaron de la unidad y al ver que Hernández Pulex corría, lo persiguieron hasta detenerlo.
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Fiscales del MP localizaron en la escena del crimen 18 casquillos de calibre ignorado y varias balas impactaron contra Figueroa, quien sufrió la mayor parte de heridas en el pecho.
Colegas de Ana Figueroa indicaron en esa ocasión que ella tenía su bufete a un costado del Juzgado de Turno de Escuintla y que el día del ataque había asistido a una audiencia que fue suspendida.
Recibió llamada
Un abogado que pidió el anonimato indicó que Figueroa había habría recibido una llamada telefónica antes del ataque, de un supuesto cliente que solicitaba sus servicios, lo cual se presume que motivó la salida de la jurista.
Otros colegas de la víctima indicaron que la abogada llevaba casos de alto impacto, entre estos algunos por evasión fiscal. Además, trabajaba junto a otros abogados en la defensa de personas implicados en el caso de la Terminal de Contenedores Quetzal.
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