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Ciudades Emergentes: una solución en la búsqueda de mayor empleo, mejores carreteras y centros de desarrollo
Implementar regiones de desarrollo en distintas partes del país supondría generar riqueza, empleo y descentralización administrativa, aunque es un proceso que apenas empieza.
La falta de carreteras adecuadas hacen que las pocas que hay en todo el país colapsen durante la jornada laboral. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Suena el despertador, pocas horas de sueño, hay que ganarle unas horas al tránsito, aunque esto implique llegar temprano al trabajo y hacer tiempo. Luego de un día de mucha actividad, más tiempo en el tránsito, llegar a casa sin ánimo ni fuerzas tan siquiera para comer. Dormir, las pocas horas se convierten en minutos para empezar una nueva jornada con los incómodos acompañantes: sueño, cansancio, hambre, estrés, la sensación de que no se comparte con los seres queridos.
En resumen, cada día se pasa más tiempo en el vehículo que en casa, el tránsito consume energías y tiempo, las familias necesitan hacer verdaderos algoritmos en recorridos y horarios para cumplir con las necesidades y compromisos. La utopía de las ciudades modernas parece una aspiración a un costo alto en estos momentos.
¿Le parece conocida esta historia? Es lo que toca vivir en la cotidiana actividad de una persona promedio que trabaja en las zonas urbanas del país. El crecimiento demográfico, migración, falta de transporte y un sinfín de etcéteras marca una historia que implica desgaste físico, mental, mal rendimiento, gasto en servicios y demás.
Si se considera el crecimiento demográfico, demanda de servicios, crecimiento horizontal y vertical y costos, la proyección indica que, lejos de disminuir, será una situación con la que se tendrá que vivir en los próximos años.
¿Hay solución? En teoría, sí; en la práctica, falta por ver. El analista Hugo Maúl considera que una política de desarrollo urbanístico debería venir de la mano de políticas municipales y gubernamentales.
Entre las propuestas de estudios recientes están las denominadas “ciudades intermedias”, definidas como centros con cierto grado de especialización de servicios y con zonas de influencia más reducidas respecto del área metropolitana.
Son nodos vinculados mediante redes de infraestructura y facilidad para conectar a otros puntos a nivel local, regional y nacional. Según el Programa Nacional de Competitividad (Pronacom), se consideran ciudades intermedias aquellas que van de 10 mil hasta cien mil habitantes, inclusive regiones metropolitanas que superarán el millón de personas en los próximos 20 años. De acuerdo con la Agenda Urbana 2016, las ciudades intermedias son conglomerados que funcionan como articulaciones del territorio, y dependiendo de suvemplazamiento, deben intermediar entre otras ciudades y áreas rurales, o hacia lo interno, entre las diferentes dinámicas y actividades que se desarrollan en ellas.
Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el censo poblacional del 2018, la generación que nació en Guatemala entre el 2015 hasta el 2032 será la más grande. Esto implicará también un desplazamiento de las áreas rurales hacia las urbanas, lo que implicará que el país pase de un 51.57 % de población urbana a un 79 % para el 2032.
Datos proyectados de la Secretaría General de Planificación y Programación (Segeplán) dan cuenta de que para el 2032 Guatemala contará con alrededor de 22.5 millones de habitantes, con más de 15 millones concentrados en nodos urbanos.
Articulación
La propuesta del ordenamiento territorial conceptualiza a las ciudades como los centros de articulación de la actividad económica y de la vivienda de los ciudadanos, con amplias redes de distribución de servicios en sus áreas de influencia.
Esto implica el reto de desarrollar caminos, carreteras, puertos y aeropuertos, con la presencia de otros servicios como trenes y transporte público. Junto a ello es importante considerar zonas activas comerciales para industrias como el turismo y la agricultura, tarea nada sencilla, en especial en cuanto a transporte.
Gerardo Ramírez, docente de la Universidad Rafael Landívar, recuerda que el concepto de transporte parte de la necesidad de trasladar grandes conglomerados de personas. Señala que al ampliar los territorios conquistados, los romanos necesitaban vías para trasladar sus tropas, primero a pie, y luego, por la distancia, con carretas. No se conceptualiza como traslado de pocas personas, sino un movimiento masivo de estas, bienes y materiales.
(En la siguiente imagen presione sobre los colores para conocer los diferentes nodos de desarrollo)
Sostiene que el transporte público es el principio básico de la interconexión entre territorios y lugares, e insiste en que históricamente han sido los países del primer mundo los que han promovido este tipo de transporte, para avanzar en el desarrollo y cortar las distancias.
En el 2002, Amanda Morán, del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, identificó 17 puntos en el país como sitios con personas, poder económico y caudal político, en los cuales podían crearse condiciones de desarrollo para el resto del territorio.
En Guatemala se identifican nueve puntos o zonas que podrían convertirse en nodos urbanos: el nodo regional de Los Altos, de Cobán, Guatemágica —Retalhuleu y Costa Sur— y regional Metrópoli de Oriente. Además, el regional de Huehuetenango, Portuaria de Puerto Barrios, Portuaria de San José y el denominado Turística de Antigua Guatemala, así como el Turística de Petén.
Lo importante de estos nodos no solo es la conexión que se logra con las áreas que comprenden cada uno de ellos —41 municipios—, sino con las más próximas de influencia. Alcanzar el desarrollo de estos nueve puntos supondría la posibilidad de conectar a casi 200 municipios —60 % del territorio— y el 90 % de la población.
Los retos
El Pronacom ha identificado retos y oportunidades para cada una de las nueve regiones, basado en índices como el PIB y la clasificación de gobernanza municipal que facilita Segeplán.
Por aparte, Asíes contempla que las ciudades de desarrollo deben elaborar un plan estratégico de ordenamiento territorial que permita a las industrias y empresas interesadas identificar áreas afines, ya sea por el tipo de negocio o industria, por la cantidad de población o por la cantidad de personas en el entorno.
Ramírez considera que es factible habilitar estos polos de desarrollo, pero deben considerarse estudios que permitan elaborar una red vial que contemple aspectos como la topografía, viabilidad de los suelos, disposición de los dueños para vender al Estado, el pensar en un bien común por encima de uno individual, políticas a largo plazo que no se vean afectadas por los cambios de autoridades y mantener en puestos estratégicos a técnicos que den continuidad a estos proyectos.
Algunos de los productos y servicios que se identificaron con un potencial de desarrollo en las ciudades intermedias son aceite de coco, frutas congeladas, salsas preparadas, panadería y productos agrícolas con potencial energético. También existen maneras de aprovechar la viruta de la madera y convertirla en aglomerado. Actualmente este desecho se tira, pero mediante un proceso industrial puede rentabilizarse. La industria cosmetológica demanda ceniza volcánica. El área de las Verapaces tiene potencial para desarrollar karité —manteca que viene de una nuez—. Pero también abre oportunidades para otras áreas que pueden ser de interés para los jóvenes y podría ayudar a disminuir la migración hacia Estados Unidos y otros lugares.
Se ha identificado, por ejemplo, que Quetzaltenango es terreno propicio para instalar centros de atención de llamadas. Para aprovechar este potencial es preciso mejorar el ancho de banda de internet, que los estudiantes de la universidad vivan cerca de potenciales lugares de trabajo y hablen inglés, lo que representa también un enfoque distinto en los contenidos educativos.
Pronacom estima que para 2032 Guatemala debería contar con una ciudad global, cinco nodos regionales, dos ciudades turísticas, dos ciudades portuarias y ocho pasos fronterizos, interconectadas por carreteras, caminos, puertos y aeropuertos, menudo reto para un país donde datos proporcionados por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) revelan que se deben invertir cuatro mil 872 horas y alrededor de US$30 mil 693 para abrir un negocio, el 80 % de la urbanización está en el área urbana, con un crecimiento en la capital del 14 % anual.
Esta semana, el gobierno de México presentó el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional, integrado por 15 miembros de cámaras empresariales y que busca promover las industrias más importantes de ese país, como parte de una política que apunta a varias décadas con una visión global que parte de un desarrollo regional y local que impulse al productor local.
Por aparte, Hugo Maul dice que el discurso de los nodos de desarrollo tiene una buena retórica y, en principio, “todos debemos estar de acuerdo”; sin embargo, el gran reto es cómo se pasa a las acciones. En su opinión, para alcanzar esta ambiciosa meta, un factor fundamental es que el poder local, en este caso las municipalidades, cuenten con los recursos y herramientas para ayudar a la generación de los servicios básicos que se necesitan.
Recuerda que muchos de los países que sustentaron estas políticas lo hicieron desde las regiones más cercanas a zonas costeras. Desde esa lógica, la zona del Pacífico y del Atlántico deberían tener una de las mayores posibilidades de desarrollo. Sin embargo, en Guatemala el desarrollo de ciudades intermedias como el Centro y Occidente obedeció a un desarrollo económico espontáneo y no planificado que conllevó un crecimiento desorganizado, señala.
Un ejemplo de ello es la parte sur de la ciudad. Villa Nueva se convirtió de una ciudad dormitorio, en una zona industrial que creció sin el orden urbano y el acceso a servicios básicos. Los parques industriales crecieron a la par de asentamientos urbanos sin agua potable. Esto derivó en mal uso de aguas residuales que contaminaron el lago de Amatitlán.
Maul le apuesta a que se tenga una visión como ocurrió en la década de los años 60, cuando se potenciaron sectores como la zona 12, alrededor de la cual se permitió el crecimiento de un parque industrial, pero accesos como el periférico. “No se trata solo de atraer inversión, es contemplar construcción de hospitales, vivienda, escuelas y demás servicios”, dice.
Propuesta vigente
Un ejemplo de los polos de desarrollo que ya funciona en el país es Michatoya Pacifíco. Está ubicado a 72 kilómetros de la capital y a 30 kilómetros de Puerto Quetzal, en Escuintla con una extensión de 1 mil 200 hectáreas. Según José Salazar, director general de Michatoya Pacífico, esta es una una ciudad inteligente con tecnología de punta que busca atraer empresas nacionales e internacionales. Estima que cuando el proyecto esté funcionando por completo se habrán invertido unos US$ 1 mil 500 millones. La construcción empezó en 2018 y se calcula que ha logrado desarrollar el 10 % de su potencial. En el ámbito empresarial ofrece beneficios fiscales y trata de aprovechar los Tratados de Libre Comercio con 12 países.
Un primer polo de desarrollo dentro del proyecto es la Zona de Desarrollo económico Especial Pública que ofrece un centro logístico de operaciones de comercio internacional, empresas de servicio y estabilidad jurídica. Alquila bodegas y vende espacios territoriales
Cuenta con la presencia de farmacéuticas, empresas fabricantes de productos de limpieza, y dos de las manufacturadoras de ropa que exportan a Estados Unidos. En esta primera etapa contempla generar 10 mil empleos.
Dentro de la propuesta del proyecto se contempla otra serie de servicios que aspiran desarrollar en la próxima década. Vivienda para los trabajadores, ciclovías, rampas de
acceso, transporte interno, centros educativos desde guarderías hasta universidad, alianzas estratégicas con el Intecap y el Irtra para ofrecer centros de certificación y distracción para quienes residan y trabajen en el lugar.
Propone zonas residenciales, centros comerciales y áreas recreativas. Uno de los proyectos importantes es generar un libramiento que permita la conexión directa con Puerto Quetzal (12 kms.) y hacer una conexión con carretera a El Salvador.
Escuintla cuenta con un estimado de 792 mil habitantes y el proyecto aspira a generar entre 60 y 80 mil empleos directos y generar beneficios para entre 800 y 900 mil personas con empleos indirectos. Se privilegia a los jóvenes de la región, como una forma de certificarlos en diversas áreas técnicas y académicas que asegure un mejor ingreso y detenga el fenómeno migratorio hacia Estados Unidos.
Entrevista
Juan Carlos Zapata
Director ejecutivo de Fundesa
El gran propósito de las ciudades intermedias es generar desarrollo en el país por medio de diversos mecanismos. Juan Carlos Zapata analiza el tema, evalúa cómo marcha e insiste en que este plan debe seguir siendo apoyado por el gobierno central, autoridades locales y sociedad.
¿De dónde surge la propuesta de la política de las ciudades intermedias?
Surge Enade 2017 como una propuesta de política compartida que busca promover nueve centros de desarrollo en Guatemala, dos con enfoque en turismo, otros dos con enfoque en servicios portuarios y cinco por ubicación geográfica y desarrollo poblacional.¿Cuál es el objetivo de buscar estas ciudades como alternativas al crecimiento urbano y demográfico?
Se busca regresar al concepto de barrios, vivienda, cercanía tanto de los centros laborales como de estudios, áreas recreativas con acceso a recursos básicos como agua, infraestructura vial, pero especialmente que las personas y familias tengan en un espacio reducido las actividades que realizan.
¿Qué beneficios tiene esta propuesta?
Reducir la informalidad. La persona no debe desplazarse para trabajar o estudiar Se busca algo integral, que también tenga áreas verdes, que haya beneficios económicos, que se genere potencia en los negocios locales.
¿Qué actores son claves para lograr el desarrollo de estos proyectos?
Hay figuras directas. A nivel local, la figura del alcalde será importante como uno de los impulsores de los proyectos locales. Pero no vistos como autoridades aisladas, sino trabajando en conjunto con proyectos que puedan impactar y beneficiar a varios municipios.
Pero hay otros factores que tienen que aportar. Se necesita certeza jurídica para atraer la inversión. Un marco legal fuerte es importante, por ello el dictamen de la Corte de Constitucionalidad a favor de las alianzas públicas privadas marca un buen precedente.
¿Hay proyectos o ejemplos que ilustren estas ciudades, así como sus beneficios?
Se puede hablar de proyectos como la línea que pretende conectar Cenma norte con Cenma sur, el puente Belice II. El problema es cómo avanzan estos proyectos; por ejemplo, la conexión Cenma Petapa puede movilizar a 60 mil personas del sur hacia el centro de la ciudad, pero si se hace integral y se complementa la conexión completa, se podría unir a Villa Nueva con la zona 18.
"Las ciudades intermedias buscan generar riqueza y desarrollo en todo el país".
¿El transporte público es uno de los ejes claves en este modelo?
Definitivamente. Y aquí es importante considerar el transporte como metro, aerometro, el tren. Ya hay proyectos que visualizan esta situación, como la conexión del transporte de Santa Catarina Pinula con el Transmetro de Guatemala. Un proyecto interesante sería la unión Mixco-Guatemala, que se empezaría a trabajar el próximo año.
¿Qué representa para el país asumir esta política?
Es ampliar la inversión que está baja. Guatemala es uno de los países que menos invierte en infraestructura, a razón de un metro de red vial por habitante, lo cual es ínfimo si lo comparamos con lo que hacen otros países. Por ejemplo, por cada habitante en Estados Unidos se invierten 20 metros de red vial. Costa Rica invierte ocho metros; Francia, 19 y El Salvador, dos metros.
¿Qué objetivos podrían alcanzarse al impulsar los nodos territoriales?
El beneficio de las personas y su mejora económica es uno de los más importantes. Detener el fenómeno de la migración, al brindar más oportunidades de empleo; incrementar el producto interno bruto para activar economías emergentes como comercio informal y emprendimientos. En la propuesta de 10 nodos territorios se reúnen 6.2 millones de personas con un promedio de 29 años
Son necesarias otras acciones paralelas; por ejemplo, incrementar la inversión pública. No se tiene la cultura de invertir en el mantenimiento de la red vial. Hay que pensar en las conexiones que puede impulsar el desarrollo económico, uniendo territorios con beneficios propios.
¿Las leyes que recientemente se aprobaron ayudan a estos proyectos?
Sí, la Ley de Infraestructura Vial, por ejemplo, brinda más certeza en la medida en que se obliga a pagar el contrato bajo el cumplimiento de ciertos estándares e indicadores. Otro paso importante es fortalecer el marco legal de la Ley de Alianzas Público-Privadas, lo que permitiría atraer un poco más de inversión.
De las regiones propuestas, ¿cuáles podrían dar ya indicios de que van en camino a convertirse en los nodos de desarrollo?
Escuintla, con los parques industriales. Un ejemplo interesante es el de la zona de las Verapaces, que hoy empieza a mostrar un crecimiento vertical en el sector vivienda, torres y edificios que hasta algún tiempo no se podían imaginar.