Durante la emergencia, Nayeli sufrió serios golpes en los brazos, cabeza y rostro, pues con su cuerpo intentó proteger a varias de las 18 niñas de apenas 5 años que recibían clases en ese salón.
La joven maestra permaneció más de tres semanas internada en un hospital de la capital, a donde fue trasladada vía aérea debido a la gravedad de sus heridas, de las cuales se recupera lentamente.
Dilsia Minerva Peraza Monroy, madre de Nayeli, confirmó que la joven fue dada de alta del hospital en el cual le practicaron tres cirugías en el brazo izquierdo.
Agregó que ha sido un proceso duro y doloroso, pues además se lamenta la muerte de una de las pequeñas alumnas de su hija.
Peraza señaló que Nayeli fue sometida a tres cirugías, pero que a pesar de eso no recupera la movilidad del brazo izquierdo.
Recuerda que los médicos le han dicho que si la movilidad no regresa será necesario una cirugía de tendones, pero guardan la esperanza de que eso no sea la solución.
También dice que espera ver graduada a su hija este año, por lo que en un mes esperan que ella regresa a clases, aunque las practicas en la escuela donde ocurrió la tragedia fueron suspendidas.
Detalles
La jornada educativa de aquel lunes empezó con normalidad en la escuela. Las niñas y sus maestras -una titular y dos practicantes- cantaron, bailaron y salieron del salón; sin embargo, el tiempo cambió y se avecinaba una tormenta, por lo que las pequeñas regresaron al aula.
Las profesoras se alistaban para participar en un evento de elección de gobierno escolar cuando de pronto empezó a llover.
Según las practicantes, las cosas empezaron a complicarse cuando se fue la luz, pues el salón quedó a oscuras y las niñas comenzaron a llorar.
Nayeli no recuerda mucho de lo que ocurrió, pero si tiene presente que ante el llanto de las pequeñas corrió hasta la parte final del salón y como pudo abrazó a siete.
Sin embargo, en cuestión de segundos el panorama cambió, pues el salón fue impactado por una estructura de láminas y costaneras que atravesó violentamente el techo alcanzando a Nayeli y a 10 de las niñas, de las cuales cuatro terminaron en una Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital.
“Se fue la luz y abracé a siete -niñas- y luego lo único que recuerdo es que vi que mi brazo estaba doblado”, relató Nayeli.
Nayeli no tiene claro cómo fue que evacuaron a las estudiantes, pues después de haber escuchado el estruendo todo fue oscuridad.
Pero su compañera de prácticas, Dulce Morataya, si tiene un panorama más claro de lo que ocurrió, pues salió ilesa del percance.
“Comenzó a llover, se oscureció y se fue la luz. La maestra de grado estaba en la pizarra alumbrando, Nayeli se encontraba atrás y yo en la puerta también alumbrando, pero algunas niñas empezaron a llorar y en un abrir y cerrar de ojos cayó la lámina en el aula”, recuerda.
Agregó que “saqué a las niñas que no les había pasado nada, luego abrí la puerta del aula para sacarlas y llevarlas al área de la escuela primaria, luego regresé para sacar a las niñas que quedaron junto a seño Rocio, que es la maestra de grado, y luego con apoyo de las demás practicantes pudimos sacar a Nayeli”.
“Fue algo muy feo, sentí angustia y miedo al ver a niñas inconscientes y heridas. No sabíamos qué era, pensamos que era un rayo”, recuerda Dulce.