El tiempo que invierte en la búsqueda de superación no ha sido impedimento para que Camey comparta con su familia, principalmente con su madre, a quien acompaña a vender ropa típica en mercados de San Andrés Itzapa, Patzún, Patzicía y la cabecera de Chimaltenango.
“Debido a las dificultades que he encontrado en la vida, decidí estudiar en la Universidad, porque además me gusta ayudar a las personas que necesiten apoyo porque mis padres me enseñaron a ser responsable”, señaló Camey.
Añadió que le es satisfactorio atender el llamado de organizaciones para impartir charlas motivacionales a niños, jóvenes y adultos. Además, ha sido invitada a programas de radio y televisión locales para que comparta sus experiencias.
“Las charlas motivacionales surgieron por iniciativa de un amigo que me invitó a un evento. Me pregunté si podría hacer reflexionar a las personas sobre cómo aprovechar las oportunidades que da la vida, y le dije que sí”, expresó.
“Acudo a los establecimientos educativos porque considero que es donde hace falta motivar a niños y jóvenes que buscan salir adelante en una sociedad como la nuestra”, agregó.
Obstáculos
Camey expresó que aún en el siglo XXI existe una serie de obstáculos para las personas con capacidades diferentes, principalmente en bancos, cajeros automáticos, centros comerciales y restaurantes.
“En una oportunidad llegué a una agencia bancaria y no podía abrir la puerta porque no alcanzaba la manecilla. Lastimosamente, y a pesar de que existe una ley que nos ampara, muchas empresas e instituciones no la cumplen.
Además, las ofertas de trabajo son muy limitadas, por lo que uno mismo debe abrirse campo para alcanzar el éxito”, explicó.
Consejos
De acuerdo con Camey, un buen número de padres de familia que tienen hijos con capacidades diferentes tratan de ocultar la realidad, lo que impacta en el desarrollo de los niños, pues no logran desenvolverse de manera independiente.
“A los padres de familia que tengan hijos con capacidades especiales les pido que no los escondan, ya que cada persona tiene cualidades que Dios le ha dado para salir adelante”, señaló.
Mariíta añadió que las personas con capacidades especiales no deben darse por vencidas, pues la vida da oportunidades a través de las cuales se logran alcanzar los sueños.
“Desde pequeña he experimentado situaciones buenas y malas. Los desprecios y burlas de la gente sirven de combustible para enfrentar la vida y responder siempre con positivismo”, afirmó.
Testimonio
Benito Rodríguez Echeverría, amigo de Mariíta, refirió que cuando la conoció quedó sorprendido de sus capacidades, pues a pesar de ser una persona de talla pequeña, siempre está sonriente, positiva y dispuesta a superar los desafíos de la vida cotidiana.
“Ella es una guerrera que a pesar de algunas limitaciones no se da por vencida. Dios le dio un gran corazón para ser una gran mujer”, enfatizó.