Automovilistas se detienen para comprar e incluso comer allí elotes locos, asados o cocidos, ya que están de temporada, pero implica vehículos a la orilla de la carretera o en terrenos aledaños.
“No tenemos ingresos de una mensualidad, simplemente vivimos de nuestro negocio. Tenemos hijos que mantener, tenemos deudas que tenemos que pagar y teníamos que buscar un trabajo, desempeñar un trabajo” dijo Aura Marina Calan, representante de las vendedoras.
Sus clientes se parquean a la orilla, para hacer sus pedidos, lo que puede llegar a ser peligroso pues se puede generar tráfico e, incluso, algún accidente.
“Aquí nosotros les ofrecemos mesas distanciadas, tenemos sillas para tres personas, máximo cuatro. Tenemos gel y agua pura para lavarse las manos, estamos preparados” agregó Calan.
Según Calan, cuando el balneario Los Aposentos abra sus puertas regresarán sus ventas a ese lugar y dejarán libre la orilla del libramiento.
Nadie es responsable
El alcalde de Chimaltenango, Carlos Simaj, negó que tenga alguna responsabilidad respecto a la ocupación de los vendedores y menos para desalojarlos.
“El ente rector del libramiento es el Ministerio de Comunicaciones, desde el momento en que se construyó hay una prohibición de poder poner cualquier tipo de negocios, sin embargo, hay unos terrenos particulares o privados. Considero que la responsabilidad legitima sería del ministro de comunicaciones para que pueda venir a desalojarlos y entrar en un diálogo con las personas” mencionó Simaj.
El Ministerio de Comunicaciones no dio ninguna postura al respecto, así como la Constructora Nacional, SA (Conasa), la empresa que hizo el libramiento. Representantes dijeron que es un tema delicado, pero le compete la municipalidad.