Mattew Albert Paneitz, representante de la Fundación, señaló que el objetivo es hallarle un destino útil a la basura y fomentar la educación en el pueblo.
Añadió que se trata de un proyecto único en el mundo, pues las aulas, oficinas, sanitarios, cisternas y gradas del establecimiento educativo fueron construidos con materiales reciclables. El lugar cuenta con 27 ambientes.
Explicó que el proyecto contó con el apoyo de cinco mil voluntarios de 32 países, quienes promueven ese tipo de iniciativas.
Delmi Mux, directora del plantel, recuerda que un año después de haberse iniciado el proyecto fue construida un aula para atender a niños de preprimaria, primaria y básicos.
Añadió que atienden a 160 estudiantes, pues las aulas fueron diseñadas para 18 escolares y así garantizar la calidad educativa. Los estudiantes pagan una mensualidad de entre Q15 y Q25, y cada uno debe entregar una botella rellena de desechos a la semana.
Alicia Catú, vicepresidenta de la junta de padres de familia, refirió que el proyecto contribuye al desarrollo de la comunidad, la cual carecía de espacios de aprendizaje.