Momentáneo
Chajón Recordó que el carnaval a finales del siglo XIX y principios del XX tuvo su mayor importancia en Guatemala, aunque solo en familias “acomodadas”.
“En las casas de las familias adineradas y en el teatro colón se hacían fiestas, pero los que participaban solo eran las familias de la élite. El carnaval ya no ofrece para la población ese espacio de diversión único al año”, refirió.
El historiador recordó que Mazatenango, Suchitepéquez, es el único lugar en donde la celebración del carnaval se convirtió en una tradición.
“La sociedad se ha transformado, los espacios del carnaval ahora los encuentran solo en las discotecas con otra música. Pero también hay más cucuruchos y crece la participación de los católicos en la cuaresma”, refirió.
Agregó: Desde 1,976 hay más iglesias evangélicas y para muchos que nacieron entre familias evangélicas estas actividades no les interesan mucho.
Actitud
Chajón indicó que aunque hay más jóvenes en actividades de cuaresma su actitud también ha cambiado y algunos solo quieren una “selfie en los cortejos procesionales”.
“Es la actitud que se percibe de una generación anterior en la que todavía las cuestiones emocionales eran importantes y ahora esto se ha transformado”, lamentó.
Poco interés
El Cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez, indicó que Mazatenango, Suchitepéquez y Livingston, Izabal, aún tienen la imagen de celebración de carnaval, mientras que en Guatemala se perdió el entusiasmo por esa actividad.
Álvarez considera que ahora hay más procesiones para la veneración de imágenes y los jóvenes se interesan más por participar en las actividades de la Semana Santa.
“Los jóvenes ahora aprecian más la música o marchas fúnebres y la gastronomía de la temporada, lo cual devela que aún prevalece ese fervor católico”, expresó.