La penuria encaja con el retroceso que tiene Guatemala en el Índice de Desarrollo Humano, estudio que efectúa cada año el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y que en el 2015 colocó al país en el puesto 128 del ranquin mundial, solo arriba de Honduras y Haití, como los peores del continente. En 1980 Guatemala figuraba en el lugar 89, y desde el 2011 al 2013, en el 125.
El PNUD también destaca que en el país aumentó a 71.2 años la esperanza de vida, lo que contrasta con la realidad en el área rural, pues debido a la sequía y la falta de seguridad alimentaria, en el 2015 la desnutrición infantil cobró la vida de 92 niños, según datos del Sistema de Información Gerencial de Salud.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2014 (Encovi) destaca que entre el 2000 y 2014 la pobreza aumentó en 2.9 puntos porcentuales, de 56.4% alcanzó el 59.3%. Señala que Alta Verapaz y Sololá son los departamentos con más pobreza, por arriba del 80%, seguido de Totonicapán, con 77.5%.
Repudian abandono
Byron Paredes Tiul, defensor de los derechos de los pueblos indígenas de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), señaló que la situación tiene connotación histórica desde de la Colonia, cuando los campesinos fueron despojados de sus tierras.
“El Gobierno ha tenido en total abandono a la población indígena, que es la que más sufre de pobreza, porque no ha creado mecanismos para mejorar las condiciones de vida. La ley de desarrollo urbano y rural es una deuda histórica que tiene el Estado hacia los indígenas”, señaló.
El desvío de ríos es otro problema que contribuye para que la pobreza llegue a las comunidades, agregó Tiul.
Ana Chorror, coordinadora de la Organización de Mujeres de Sololá, calcula que en ese departamento unas 40 comunidades de la bocacosta no cuentan con servicios básicos. “No hay apoyo del Estado, solo promesas que vienen de hace 20 años. Lo lamentable es que la desnutrición y la pobreza van en aumento”, dijo.
Gervasio Calel, alcalde comunitario de Totonicapán, opina que el Gobierno nunca ha prestado atención a los más pobres y que un caso particular ocurre en Santa María Chiquimula y Santa Lucía La Reforma, que alcanzan niveles extremos de pobreza.
Juan Yax, gobernador de Totonicapán, reconoció que las condiciones de pobreza en que viven vecinos de varias comunidades son “deplorables”, y aduce que se debe al crecimiento poblacional; sin embargo, reflexionó sobre la importancia de impulsar programas que ayuden al desarrollo.
“Es importante velar por la salud y seguridad alimentaria y que los servicios lleguen hasta las comunidades más lejanas”, refirió Yax.
Karla Mendoza, coordinadora de trabajo social del Área de Salud de Huehuetenango, indicó que los vecinos de zonas rurales afrontan problemas serios de salud, pese a los “esfuerzos” que hace el Gobierno por erradicar el hambre.
Mailen Orrego, trabajadora social del Área Salud Sur de Petén, ve que es “preocupante” el panorama en las comunidades, en especial en la zona de adyacencia entre Guatemala y Belice.
“Los campesinos no tienen otra opción de trabajo que labrar la tierra”, lamentó Orrego.
Víctimas
Varias familias del cantón Tacaná, Ixtahuacán, Huehuetenango, son ejemplo de la extrema pobreza que azota al país, pues en esos lugares la población se alimenta únicamente con frijol y maíz.
Cruz Pérez Ortiz, de 35 años, es madre de cuatro hijos —tres niñas y un niño—, y es evidente la frustración que le causa la falta de oportunidades para optar por un mejor futuro para ella y su familia.
Pérez Ortiz vive en una casa de adobe, techo de lámina y piso de tierra. Cuenta que durante el verano deben lidiar con el polvo y en invierno, con el lodo, lo que propicia que los niños se enfermen con frecuencia.
“Hay días en los que nos invade la tristeza porque no tenemos comida”, lamentó.
En San Juan Ixcoy, Huehuetenango, el panorama también es complicado, pues ante la falta de agua para preparar alimentos, las mujeres deben levantarse a las tres de la mañana y caminar cuatro kilómetros para obtener un poco de líquido para lavar ropa, bañarse y consumir.
Otro caso es el de Hugo Cruz Hernández, un vecino del barrio Bellos Horizontes, San Benito, Petén, quien cuenta que la única forma de sacar adelante a sus cinco hijos y su esposa es la tierra, ya que no hay oportunidades laborales, por lo que para mitigar la necesidad instaló un huerto en el patio de su casa; sin embargo, no tiene agua entubada ni energía eléctrica.
La familia Cifuentes Rivera es una de muchas que viven en la pobreza en Retalhuleu. Reside en el cantón Dolores, en una casa construida con láminas, madera y nailon, y por la que pagan Q150 de alquiler.
La Organización Mundial de la Salud destaca que la desigualdad se puede paliar si se controlan los factores de riesgo: la malnutrición infantil, el sexo no seguro, la falta de agua entubada y saneamiento y el control del consumo de alcohol.