Baja Verapaz

Celebración de Corpus Christi une tradiciones y fe en Rabinal

Danzas prehispánicas y coloniales serán presentadas esta semana por cofradías de Rabinal, Baja Verapaz, en el marco   del Achí Ajaw o conmemoración del  Santísimo Sacramento, que comenzó el 7 del presente mes y concluye el  jueves 20.

Un grupo de mujeres de Rabinal prepara Chilate, una bebida de maís con cacao. (Foto Prensa Libre: Carlos Grave)<br _mce_bogus="1"/>

Un grupo de mujeres de Rabinal prepara Chilate, una bebida de maís con cacao. (Foto Prensa Libre: Carlos Grave)

RABINAL – El miércoles de Chilate,  18 de junio, y el Jueves de Corpus Christi, un día después,  es el encuentro de dos celebraciones que muestran el sincretismo religioso que predomina en la población achí, ya que la primera fecha es un ritual prehispánico dedicado a la lluvia,  mientras que el segundo, una celebración de la Iglesia Católica para conmemorar la Eucaristía.

El cronista local Virgilio Yol contó que el miércoles de Chilate es parte de la cosmovisión maya, y se celebra con la bebida del mismo nombre, la cual se prepara con maíz, al que se le agrega cacao. 

Estos dos productos fueron y siguen siendo parte importante de los festejos indígenas, resaltó.

Yol recordó que desde hace  21 años, esta celebración tiene más relevancia porque los maestros de ese municipio comenzaron a enseñar   a los estudiantes sobre  las danzas locales.

“No es solo para la celebración, sino como una forma de trasladar la tradición y cultura a las nuevas  generaciones, y así evitar que  desaparezca”, expuso.

 Además de las danzas, el lunes 16 de junio se lleva a cabo la procesión del Divino Señor; martes 17,   exposición cultural y velación de máscaras.

En tanto, el miércoles 18, sacan en procesión las  imágenes de patronos de las diferentes cofradías, y hay  desfile de danzas, las cuales se celebran con chilate.

 El jueves 19 sale la procesión del Santísimo, acompañado de las imágenes de las 16 cofradías.

Alan Breton,  investigador de la cultura maya Achí, comentó que la danza del Chilate tiene origen prehispánico, pero tras la Conquista surgió la leyenda de que los bailadores viajaron bajo tierra, en los tiempos de oscuridad, desde Jerusalén hasta Rabinal, y al salir a la superficie encontraron al Divino Señor, sentado frente a la iglesia, por lo que empezaron a bailar y  al verlos se sonrió, y ellos lo llevaron al altar mayor. En ese momento el sol de la nueva era iluminó el valle.

Por esa razón, el baile del Chilate  es el único al que  los bailadores se les permite que usen máscaras dentro del templo.

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