Los residentes del área urbana de Santa María Cahabón piden más seguridad a la gobernadora Estela Ventura Fernández, y afirman que hace dos años solicitaron a la municipalidad el cierre de cantinas y expendios de licor, puesto que estos negocios han proliferado en los últimos años.
El pasado 26 de abril también se registraron disturbios en el municipio, en aquella ocasión debido a que cuatro personas murieron en un accidente de tránsito ocasionado, al parecer, por un piloto que conducía el vehículo en estado de ebriedad.
En aquella ocasión, pobladores de Chipur, de donde eran las víctimas mortales, quemaron el camión y también la emprendieron en contra de las cantinas. Las autoridades policiales no contaban con los suficientes efectivos para contener a la turba de inconformes.
El alcohol es un “cáncer”
Ventura Fernández lamentó la actitud de los pobladores e indicó que esa situación se vive desde hace 25 años, al igual que en Panzos, donde “las personas actúan de esa manera luego de consumir de forma desmedida bebidas alcohólicas”.
En los disturbios del lunes, los manifestantes rompieron las cámaras de vigilancia que recientemente habían sido donadas por RTI con colaboración de USAID.
Respecto a la cantidad de policías con que cuenta el departamento, la funcionaria precisó que no hay suficientes para cuidar a un millón 300 mil habitantes de Alta Verapaz “y una turba de esa magnitud no se puede detener con la cantidad de elementos que hay en Cahabón”.
Ventura calificó a las ventas de licor como “un cáncer” que afecta no solo a Santa María Cahabón, sino también a San Cristóbal Verapaz, Panzos y la propia cabecera departamental, en donde han tratado de erradicarlas, pero las vuelven a abrir en el mismo lugar o solo se trasladan.
La municipalidad aún no se pronuncia al respecto, pese a que este medio ha intentado obtener una postura.
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