Alta Verapaz

Cobán extraña al hombre de los pies descalzos

En los cortejos procesionales y cortesías de imágenes que se llevan a cabo esta Semana Santa en Cobán, Alta Verapaz, se siente la ausencia de un hombre de avanzada edad que caminaba descalzo al frente de la imagen principal luciendo un “tacuche” y con un sombrero en la mano, que nunca dejaba.

Javier Mo Caal, quien falleció en noviembre del 2015, caminaba siembre al frente de las procesiones, en Cobán, Alta Verapaz. (Foto Prensa Libre: Eduardo Sam)

Javier Mo Caal, quien falleció en noviembre del 2015, caminaba siembre al frente de las procesiones, en Cobán, Alta Verapaz. (Foto Prensa Libre: Eduardo Sam)

Este personaje era Javier Mo Caal, cofrade o li chinam, -en q’eqchi’-, quien el 29 de noviembre falleció el año pasado, a los 83 años. Toda su vida se practicó la fe católica y participaba en las diferentes actividades procesionales, por lo que las personas estaban acostumbradas a verlo.
Al fallecer, Mo Caal era cofrade de San Bartolo. Tenía en su resguardo la imagen y se encargaba del traslado a las diferentes celebraciones religiosas, en donde tuviera que estar presente. Sufragaba gastos de movilización y mantenimiento, así como lo hizo en años anteriores con las imágenes de Santo Domingo de Guzmán, Santo Tomás, San Vicente y el Nazareno.
Su nieto, Otoniel Cu, que compartió directamente con su abuelo por vivir en la misma casa, indicó que extraña cómo su abuelo cuidaba las imágenes y la devoción que siempre mostró y que inculcó a sus nueve hijos, 21 nietos y 12 bisnietos. Incluso ellos le obsequiaban los diferentes “tachuches” para que se sintiera contento en las actividades a las que asistía.
“Mi abuelo acompañaba todas las procesiones, en especial para el Jueves y Viernes Santo, y resguardó de buena manera las imágenes que le fueron encomendadas por ser li chinam, ya que, cada dos años cambian de hogar las imágenes”, comenta Mo Caal, quien además cuenta que su abuelo se encargaba de buscar voluntarios para cargar las imágenes, que ahora es difícil encontrar.

“Tenía algo característico. Siempre asistía “entacuchado” y con su sombrero que no dejaba, y a las personas les llamaba la atención que fuera descalzo, pero nunca usó calzado, y aunque le ofrecimos comprarle un par de zapatos, él decía que no le gustaba y no estaba acostumbrado”, expresó el nieto.
En muchas ocasiones se le observó cuando cargaba pesadas andas y sobresalía por sus pies descalzos; incluso bajaba las 137 gradas de la iglesia El Calvario, lo que para él era una penitencia.
“La familia lo extraña esta Semana Santa, más el Viernes Santo, cuando regresaba quemado por el sol. También participaba en las cortesías que hacen las imágenes el Domingo de Resurrección, así como, para la feria de agosto en las procesiones de Santo Domingo de Guzmán, que tenía el cargo de kulul ulá, que es el que le da la bienvenida a los invitados, de Jesús Nazareno del Perdón, de la cofradía de Candelaria.
Mo Caal trató de inculcar a hijos y nietos que acompañaran las procesiones, llevándolos con él y siempre les decía que pagaran sus respectivos turnos. “Mi abuelo se sentía satisfecho luego de participar durante nueve horas en las procesiones, siempre iba al frente de la imagen principal, pero también cargaba, no paraba a comer, decía que era penitencia, también practicaba el ayuno todos los miércoles de la Cuaresma”, recuerda su descendiente.
“Fue un gran ejemplo, nos llevó a sus descendientes por el buen camino, participando en las procesiones, asistiendo a misa los domingos, se alegró mucho cuando supo que yo me integré a la Asociación Caballeros de Cristo como directivo, porque estaba siguiendo el camino de Dios. Va a ser difícil su ausencia, en especial para mi abuela, mamá y para mí, al no verlo en la casa ‘entacuchado’ y con su sombrero”, concluyó Cu.

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