¿Qué pasa con el gas?

Lejos de encontrar una salida a la crisis de precios en los combustibles y derivados como el gas, la situación se hace más compleja por nuevos causantes que afectan las cadenas de producción y la vida doméstica.

Los efectos de la pandemia en la economía empiezan a afectar considerablemente a productores en diferentes partes del mundo. Los agricultores alemanes se enfrentan a la escasez de fertilizantes para el próximo año, derivado de una baja producción de amoniaco, cuyo ingrediente principal depende de la producción de gas. Lo mismo empiezan a padecer productores chinos, quienes debido al aumento de precios de carbón y gas han visto restringida la energía eléctrica, lo que ha desacelerado su rendimiento o han tenido que sumar el costo de plantas de energía para poder cumplir con las entregas a tiempo. Estos escenarios coinciden con los análisis publicados por el Central American Business Intelligence (CABI) en mayo del presente año, respecto al incremento “de precios de todos los commodities”. De acuerdo con su proyección, las cifras ya rompieron los niveles de 2015 y la situación también tendrá impacto en alimentos, metales y materiales industriales.  

Nuevos factores que se suman a la crisis del gas

Todo empezó a desestabilizarse con el inicio de la pandemia a finales de 2019, pero no fue sino hasta abril de 2020, con el bloqueo de países y una baja en la demanda, que el precio de los combustibles y sus derivados como el gas alcanzaron los niveles más bajos. Como resultado se redujo la producción, no solo de petróleo, sino también de muchas otras materias primas. Con la vacunación y la reactivación de la economía, se produjo una alta demanda de commodities, entre ellos el gas, que derivó en un alza de precios alarmante. Desde entonces, el precio del gas aumentó 45 por ciento a nivel mundial, con variaciones en cada región del planeta. En Europa, uno de los continentes más afectados, el precio del gas subió hasta 25 por ciento, y se espera que la situación empeore con las bajas temperaturas a partir de noviembre en al menos 48 países de esa región. La crisis del gas en Asia ha llevado a un precio récord de $34.47 por unidad térmica británica. Esto ha provocado que el 44 por ciento de las industrias en China se vean afectadas, en especial las dedicadas a la manufactura, fundiciones de aluminio y producciones textiles.  
La escasez de gas en China ha provocado restricciones de energía eléctrica en 20 de 31 provincias, donde se ubican las principales industrias del país.
  África no escapa de la situación, en donde el gas para cocinar ha tenido incrementos, alcanzando los US$6.04 por recargas de cinco kilogramos, en especial en los estados nigerianos de Bauchi, Anambra y Borno. Aun en las regiones menos afectadas, este recurso ha tenido un incremento considerable para las familias y las industrias. [embed]https://youtu.be/ZqglzNueIK8[/embed]

La crisis del gas en la región

La tendencia en el alza de precios del gas no difiere en el continente americano. En Estados Unidos, “los precios de referencia del gas natural Henry Hub son más del doble que hace un año”, de acuerdo con datos publicados por Nasdaq, el segundo mercado de valores más importante en Estados Unidos. En ese país, la Administración de Información de Energía (EIA por sus siglas en inglés) ha indicado que las existencias de gas natural actuales son 17 por ciento más bajas que hace un año, pero aun así las exportaciones a Europa y Asia han aumentado 41 por ciento en el mismo periodo. Esto repercute en la capacidad de respuesta a la demanda local que aumenta con la llegada del invierno, lo que significa un incremento en el precio de la calefacción doméstica hasta de un 54 por ciento, según han anunciado especialistas. Para Ricardo Rodríguez, analista económico de CABI, el aumento en la demanda de gas, impulsado por factores climáticos en Estados Unidos, sobrepasa la oferta. Como resultado, “el precio del gas internacional está hasta 74 por ciento por encima del precio a este momento en 2020, lo cual es un incremento impresionante”. Otro aspecto que influye en la baja producción petrolera y sus derivados como gas son las repercusiones del huracán Ida, que en el segundo trimestre del año paralizó el 80 por ciento de producción en Texas, Estados Unidos. Como resultado, algunos expertos estiman que la oferta de diésel, gasolina, combustible para aviones y otros derivados podría reducirse en 30 millones de barriles.  

45% subieron los precios del gas a nivel mundial. EIA

 

¿Cuánto tiempo durará la crisis?

De acuerdo con analistas internacionales, tanto la pandemia como el tema ambiental y el político, son aspectos sin precedentes en la actual crisis del gas, por lo que el incremento en los precios podría extenderse durante el próximo año. Rodríguez señala que el alza reciente en el precio internacional del petróleo no es exclusivo, sino también ha sucedido con otros commodities energéticos como el gas natural, el aceite de calefacción y el carbón. En su opinión, el precio del petróleo “seguirá ejerciendo presión en los precios”, lo que igual podría esperarse del gas como derivado.  Aunque es difícil proyectar la duración de la situación, y existe posibilidad de que el precio del petróleo se contraiga, opina Rodríguez, regresar a los precios con los que comenzó el 2021 podría tomar varios años.  

Política internacional y controles ambientales que intervienen en la producción de gas

Dos factores más que contribuyen a prolongar el alza en el precio de combustibles son las políticas adoptadas por Estados Unidos, Rusia y China, así como controles ambientales cada vez más estrictos para la producción del gas. Para el presidente ruso Vladimir Putin, los países europeos a los que suministra gas debieron suscribir contratos de entrega a largo plazo. Europa importa el 90 por ciento del gas natural y actualmente Rusia, proveedor principal, mantiene limitada la oferta con un incremento de cinco veces el precio a inicio de 2021. La prioridad de Rusia ha sido poner en servicio el gasoducto Nord Stream 2 que conecta con Alemania. Sin embargo, a falta de autorización por parte de las agencias reguladoras, la misma podría estar en función hasta 2022. En Estados Unidos, el presidente Joe Biden canceló el arrendamiento de tierras y aguas federales para la construcción de un oleoducto, con el objetivo de reducir la producción de combustibles fósiles para combatir el cambio climático. Además, se ha mostrado a favor de iniciativas como el pago de una tarifa por emisiones de metano, impuestos y regalías para beneficiar políticas ambientales. A pesar de la reducción en la producción de gas a nivel mundial, China continúa presionando con la demanda de gas natural, esperando aumentar la importación en 13 por ciento en lo que resta del año. Al mismo tiempo, ha ordenado a sus empresas energéticas estatales asegurar el suministro de gas para la temporada de invierno que va de noviembre a marzo. Por otra parte, desastres naturales como la actual sequía de Brasil, la más fuerte en casi un siglo y que ha interrumpido la actividad de las hidroeléctricas, y el huracán Ida en Estados Unidos, refuerzan las iniciativas cada vez más estrictas en pro del medioambiente y con limitaciones en la producción petrolera.  
    Fuentes: Ricardo Rodríguez, analista económico de CABI. Alerta de Inflación, visualizador de precios, CABI. Nasdaq. Administración de Información de Energía (EIA), de Estados Unidos. Agencias de noticias AP, y DW. Prensa Libre. Statista.

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