La importancia de las cadenas de valor sostenible para extender los principios ESG

Diseñar una estrategia para llevar los principios de responsabilidad medioambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) a los colaboradores, clientes, proveedores, y todos los participantes en las actividades de la empresa, es lo que se define como “cadenas de valor sostenibles”.

El término inicial “cadenas de valor” fue acuñado por el economista estadounidense Michael Porter, con el cual se refería a las cinco principales actividades de una empresa: logística de salida, operaciones, logística de entrada, marketing y ventas. Esta referencia puede tomarse como base al implementar una cadena de valor sostenible, enfocada en aplicar los principios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en cada uno de los participantes y grupos de interés de un negocio (empleados, proveedores, accionistas, clientes y comunidades).

De acuerdo con la Alianza Empresarial para el Desarrollo, las cadenas de valor sostenible se enfocan en la responsabilidad de hacer buenos negocios, generando relaciones de confianza que buscan ganar-ganar, con socios comerciales. Considera la inclusión de medianas y pequeñas empresas, así como emprendimientos en los encadenamientos para fortalecer la cadena de valor.

De esta cuenta, las cadenas de valor son clave para potenciar el impacto positivo de una empresa, proteger su reputación al hacer negocios con otras organizaciones con la misma perspectiva, incluso para desarrollar productos sostenibles. La fabricación de productos en condiciones justas es algo cada vez más valorado por los nuevos consumidores, conscientes de la importancia que tiene la sostenibilidad.

En este sentido, y si bien puede que la fabricación con criterios sostenibles incremente algunos costos, la IAE Business School recomienda resaltar los valores éticos y prácticos que justifican la diferencia de precio y hacer los estudios de mercado respectivos para beneficiarse de esta cadena de valor.

Por otra parte, debe comprenderse que las cadenas de valor no están solo enfocadas en la contribución medioambiental y social, sino también aportan beneficios intangibles, éticos y de reputación.

Casos de éxito de cadenas de valor sostenible aplicadas

Algunas claves presentadas por el Pacto Mundial para la gestión responsable de la cadena de valor se centran en traducir los compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en acciones. Algunos ejemplos de ello son:

Integración del ODS 1 y el ODS 8

*(Fin de la pobreza / Trabajo decente y crecimiento económico, respectivamente)

Garantizar las condiciones laborales óptimas entre los trabajadores y las empresas proveedoras para mejorar los ingresos de los empleados y sus familias, lo que a su vez contribuye con reducir los índices de pobreza e impacta directamente en los ODS de la Agenda 2030.

Integración del ODS 3 y el ODS 6

*(Salud y bienestar / Agua limpia y saneamiento, respectivamente)

Garantizar las buenas condiciones de los sistemas de agua y saneamiento en toda la cadena de valor para reducir los riesgos sanitarios de los trabajadores, no solo los de la compañía, sino también de las empresas proveedoras.

Integración del ODS 5 y el ODS 10

*(Igualdad de género / Reducción de las desigualdades, respectivamente)

Garantizar que las empresas no sean cómplices de prácticas de discriminación, violencia de género, acoso contra diferentes colectivos y que contribuyan a reducir las desigualdades en todo el planeta.

Integración del ODS 11 y el ODS 12

*(Ciudades y comunidades sostenibles / Producción y consumo responsable, respectivamente)

Incorporar proveedores geográficamente cercanos para reducir el impacto ambiental derivado del transporte de productos, al mismo tiempo que se impulsa la economía de las regiones donde la empresa está presente.

¿Cómo desarrollar una cadena de valor sostenible y por qué?

De acuerdo con el Observatorio de Responsabilidad Corporativa de España, debe analizarse el impacto de las fases y eslabones de la empresa, especialmente en su cadena de suministro por su peso en el balance general. De esta manera se puede contar con una matriz de riesgos y determinar el diseño de una política específica en medioambiente, derechos humanos y sistemas anticorrupción.

Además, se requerirá la elaboración y aprobación de códigos de conducta con normas obligadas de cumplimiento, tanto a nivel interno, en la producción y por parte de los empleados, como a nivel externo, por parte de terceros que tengan relación comercial.

Se deben establecer procedimientos para verificar el cumplimiento de dichas normas, mediante auditorías en las diferentes áreas de la empresa, así como en la verificación de aspectos como derechos laborales. La vinculación a terceros y la secuencia continua de la rendición de cuentas son clave para la cadena de valor sostenible.

En algunos países, la adopción de principios ESG es obligatoria para empresas grandes (más de 500 trabajadores) y se tiene considerado elevar su cumplimiento a la categoría de información financiera. Como parte de ello, próximamente se presentará en la 56ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, algunas iniciativas para que los agentes financieros puedan influir en las empresas y ampliar la aplicación de los principios ESG.

Por ejemplo, “imponiendo requisitos pertinentes de diligencia debida en materia de derechos humanos y acceso a vías de recurso a las empresas que están considerando convertirse en clientes y a las que ya lo son”, se indica en el portal de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH). Esta medida implicaría que, apoyar a empresas que no actúan de conformidad con los “Principios rectores”, sería financiar a un cliente “a pesar de las repercusiones negativas sobre los derechos humanos actuales o potenciales”.