Víctor M. Ruano
NOTAS DE Víctor M. Ruano
Si algunos en la Iglesia escribimos o hablamos sobre temas de la realidad del país es porque no acompañamos ángeles ni nos cobijamos en un espiritualismo desencarnado y alienante, tampoco vivimos en burbujas echando incienso o haciendo pomposas liturgias donde el gran ausente es el Espíritu de Dios. Más bien, intentamos construir la vida y desarrollar nuestra misión al estilo de Jesús, quien siempre estuvo al servicio de los pobres de Palestina, los excluidos por las élites dominantes: Sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, escribas y fariseos.
Ante la infamia de los políticos guatemaltecos, lo vimos en los diputados que arroparon al presidente o los que legislan a favor de la impunidad, brillan aún más estos nombres, “inscritos en el libro de la vida”, por ser “Constructores de la Justicia”: Juan Francisco Sandoval Alfaro, fiscal especial contra la Impunidad del MP; Juan Solórzano Foppa, superintendente de la SAT; María Eugenia Mijangos, magistrada presidente del Tribunal Supremo Electoral; Axel Romero, viceministro de Prevención del Delito; Carlos G. Ruano Pineda, juez del Tribunal Noveno de Sentencia Penal; Haroldo Vásquez, juez y presidente de la Asociación Guatemalteca de Jueces por la Integridad; Nydia Arévalo, directora del Instituto de la Defensa Pública Penal; Jazmín Barrios, jueza del Tribunal de Mayor Riesgo A; Miguel Ángel Gálvez, juez de Mayor Riesgo B; y Francisco Rivas, ministro de Gobernación.
No es cuestión de negocios alimentados por la fiebre posesiva del oro para la especulación financiera en los mercados de las bolsas de valores del mundo, sino cuestión de vida y dignidad para nuestros pueblos; también de responsabilidad colectiva con el cuidado de nuestra “casa común”. No es rechazo al desarrollo, sino búsqueda de un desarrollo integral y auténtico que garantice “el buen vivir” sostenible e intergeneracional.
El Paps es una institución de la Iglesia en Guatemala, dedicada a la “asistencia y previsión social” de los presbíteros, fundada en 1985, por iniciativa de los obispos Próspero Penados del Barrio y Juan Gerardi. Cuenta con personería jurídica desde 1986, tiene su sede en la zona 3 de Mixco, cerca del Seminario Nacional de la Asunción, y sirve a más de 500 miembros, una tercera parte aproximadamente del clero presente en el país.
Así es, “¿no lo notan?” diría el profeta Isaías. Y lo interesante es que eso “nuevo” viene impulsado desde la sede de Pedro en Roma, con el pontificado de Francisco, mientras en los cuadros medios de la estructura eclesiástica con alto poder de decisión, se percibe una sutil y perversa resistencia que encuentra, en las formas religiosas, diplomáticas e hipócritas, una manera de ocultarse y obstaculizar lo que “está brotando”.
Los católicos de Jutiapa acaban de pronunciarse sobre la realidad eclesial y social, en el marco de una asamblea pastoral, donde participaron laicos y religiosas, el obispo y su presbiterio. Estas reuniones que realizan las diócesis son bien planificadas y cuidadosamente desarrolladas. Los laicos son elegidos por sus comunidades, las religiosas por sus congregaciones y, el presbiterio participa en pleno. Se desenvuelven en un clima de alta responsabilidad y amplia participación, las decisiones pastorales son previamente discutidas antes de ser aprobadas. Realmente son días de fraternidad y reflexión, de discernimiento e inspiración, para impulsar la tarea evangelizadora de la iglesia local.
Los ciudadanos de Quesada, Jutiapa, están viviendo un interesante proceso de toma de conciencia de su realidad y de empoderamiento colectivo para afrontar sus desafíos sociales dignamente y con amplia participación de su gente. Se han involucrado sus autoridades municipales, comunidades cristianas católicas y evangélicas, consejos Comunitarios de Desarrollo y organizaciones de la sociedad civil.
Estudiantes de último año del Seminario de la Asunción de Guatemala, en el curso de Doctrina Social de la Iglesia, han reflexionado sobre la situación que viven los migrantes actualmente en Estados Unidos. Comparto su análisis.
El primer domingo de octubre de 1998 iniciamos esta columna, por iniciativa de Gonzalo de Villa, quien invitó a Mario Molina y a mí, e hizo los contactos en Prensa Libre, con uno de sus directivos, Mario Antonio Sandoval. Enviábamos los artículos vía fax a la secretaria de la rectoría y luego eran remitidos a la sección de Opinión.
La tragedia de las niñas que estaban en manos del Estado y no las protegió, las manifestaciones de campesinos e indígenas a quienes el Estado sistemáticamente excluye, la confrontación agresiva entre guatemaltecos de zonas urbanas y rurales son algunos elementos para que la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro, que el papa Francisco desarrolla en su mensaje cuaresmal constituya “la clave para entender” la realidad del país, que muestra niveles escandalosos de desigualdad, de injusticia y de desprecio por el clamor del pobre.