Queda abierta otra posibilidad más espiritual en tiempos de pandemia: la de entrar con Cristo en Jerusalén.

La escena de la purificación del Templo invita a revisar “el templo interior” de cada uno.

La medicina mejor es la “confianza que nace del hecho de ponerse en el lugar del enfermo”.

¡Que ella brille en todo su esplendor en la Fe auténtica de los guatemaltecos y restaure toda vida humana y su dignidad!

Al contemplar la pequeñez del Niño Jesús, el cristiano está invitado al cuidado de la persona toda como camino para la paz.

Tantas veces faltan la reflexión, el apoyo y la oportunidad, donde sobran temores y amenazas, para salvar una vida.

No lavó o perfumó la cabeza, la parte noble y vistosa de la persona, sino lo humilde, lo cercano a la tierra, los pies de los suyos.

“Todos estamos llamados a ser santos” (cf. Papa Francisco, Gaudete et exsultate 18 Marzo, 2018).

Y sin embargo, es la Humanidad herida como un solo ser que siente en cada redoble de campana una alusión al propio funeral.

Ella, la Iglesia bimilenaria, con su experiencia en Humanidad, se pone al servicio de esta reflexión.