Rolando de Paz Barrientos
NOTAS DE Rolando de Paz Barrientos
En las relaciones humanas es posible que surjan disensiones capaces de deteriorarlas o romperlas. Cada individuo tiene una personalidad, un carácter y perspectiva de la vida, por lo cual pueden surgir diferencias. Sin embargo, una relación saludable no requiere que siempre estén de acuerdo, sino que tengan la madurez de superarlas.
Cuando era niño, hablaba, pensaba y razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño. Me puse serio, rígido y formal, dejé de hacer aquellas cosas que disfrutaba y que me hacían reír. Me atrapó el ideal de “ser alguien en la vida”, sin percatarme de que ya era especial para Dios, quien me creó como un ser único e irrepetible con un propósito eterno, que puso alrededor seres especiales, que sin importar lo que fuera o llegara a ser, me amarían tal como soy: mi familia.
Todo ser humano nace con derechos fundamentales: la identidad, el honor, respeto y la intimidad. Nace con libertades como la de pensamiento y expresión, que debemos defender ante cualquier amenaza.
Las redes sociales han tenido la virtud de sacarnos del anonimato; ahora creemos habernos ganado el derecho a que nuestra opinión sea escuchada. Opinamos a diestra y siniestra tal cual expertos en cada materia; construyendo sin quererlo la sociedad de la crítica, pero sin una propuesta concreta.
Formar una familia y fortalecerla requiere de diversos factores. Uno de ellos, el más fundamental, es el compromiso y fidelidad de cada cónyuge.
La esclavitud fue una relación de producción en la que una persona era propiedad de otra. El esclavo no tenía derechos, solo obligaciones. Sociedades esclavistas como Grecia y Roma basaban su economía en la práctica de convertir a los cautivos de guerra en mano de obra. Filósofos como Aristóteles la consideraban algo natural.
Llegamos a la mitad del año, muchos sienten que el tiempo va de prisa. Es buen momento para evaluar si estamos utilizando de manera efectiva este valioso recurso. La forma incorrecta de gestionarlo puede influir negativamente en todos los aspectos de nuestra vida: en la toma de decisiones, en el trabajo y en el logro de nuestras metas.
En los años noventa una comisión especial en Estados Unidos estudió la salud general de los adolescentes norteamericanos y concluyó que nunca antes se había visto una generación menos saludable, menos cuidada y preparada para la vida. La mayoría de las causas señaladas en dicho estudio aún permanecen y suceden en nuestro país, pero una de ellas, la más determinante, es la ausencia del padre.
La percepción del trabajo puede llevarnos a extremos; o la vemos como una maldición, argumentando que se trata de un castigo y como el único medio para obtener lo que deseamos. ¿Se trata de una maldición o una bendición?
La dignidad es una cualidad intrínseca en todo ser humano; no depende de raza, color o posición económica, pero que está estrechamente relacionada con lo que hacemos. Se dice que una persona es digna de respeto cuando se comporta de manera decente, noble, generosa, íntegra, respetuosa hacia sí mismo y hacia los demás.