El movimiento cívico iniciado en Guatemala a partir de abril del 2015 constituye una legítima y ejemplar revolución política pacífica, incruenta, netamente cívica, que abrió paso a la modernización en todos los órdenes de la administración pública y a un aula magistral para la ciudadanía total, que permitirá la construcción de un sólido cimiento para orientar a la dirección de la carretera que nos conducirá finalmente a un desarrollo sostenible con justicia social.